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El Tao, el Yin y el Yang y la meditación


El Yin y el Yang, fundamento del Taoísmo

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Las sabidurías orientales quedan chicas si se las encasilla en el término “religión”, ya que son mucho más que una religión —aunque la misma sea un eje de la doctrina—, son más bien una filosofía. Ayer hablé de la meditación budista, pero hoy le toca el turno al Tao: la meditación Taoista.

El Taoísmo es una filosofía que surge en el año III a.c., y que se consolida un siglo más tarde. Su pilar es la armonía del hombre con la naturaleza, y para ello parte de tres virtudes esenciales: la paz, la tranquilidad y el silencio.

El Budismo busca el todo en una divinidad: Buda. El Taoísmo busca el todo por el todo, en sí mismo. Es aquí donde la dialéctica entre el Yin y el Yang juega en su plenitud. Para el Taoísmo existen tres fuerzas. La primera es negativa: el Yin; la segunda es positiva: el Yang; y existe una tercera fuerza que las nivela: el Tao.

En la meditación taoísta el sujeto debe permanecer en un estado que le permita encontrar su Tao para poder nivelar todas las energías extremadamente positivas y extremadamente negativas que tiene su cuerpo.

El estrés se libera de manera impecable con este tipo de meditaciones. Aunque, por supuesto, no necesariamente debe uno adscribirse a meditar en el marco de una sabiduría oriental, pudiendo simplemente meditar de manera personal, con tan solo unos 15 minutos de tranquilidad y paz que le permita reducir los niveles de ansiedad y estrés.

Más información| Wikipedia