Cuando la vida nos pone en situaciones muy difíciles, podemos tomar dos decisiones: dejar que nos venzan o convertir las adversidades en algo positivo. Esto último fue lo que hizo Evelin Scarelli, una joven brasileña que, con solo 23 años, tuvo que enfrentarse al cáncer de mama.
El pañuelo rosa: esta joven convirtió su cáncer en una corriente de inspiración

¿Cómo puede enfrentarse una persona tan joven a algo tan serio? La mayoría de nosotros nos preguntaríamos «¿por qué a mí?» y tiraríamos mil maldiciones a los aires. Pero no Evelin. Ella, que era estudiante universitaria cuando fue diagnosticada, lo llevó con tanto optimismo que su energía terminó creando una verdadera corriente de inspiración a través de su blog, «Pañuelo de color de rosa». Pero ¿cómo llegó ahí?
Una juventud truncada
Evelin descubrió que tenía cáncer de mama cuando sintió una pequeña bola en su seno izquierdo. Entonces, fue a un médico que le dijo que se trataba de un nódulo benigno y se sometió a una cirugía para extirparlo.
Todo parecía volver a la normalidad, hasta que, después de un mes, la llamaron nuevamente al consultorio. Su problema recién había comenzado: su tumor era invasivo.
En ese momento la vida de Evelin cambió para siempre. Para finales de ese año la joven se hizo una mastectomía con reconstrucción inmediata (se retiró toda la mama y, en su lugar, colocó una prótesis) y puso en pausa su carrera en la Facultad de Fisioterapia para iniciar su tratamiento de quimioterapia.
Un cambio radical, pero que no sería el último. Poco después de comenzar con la quimioterapia recibió otro mensaje que para cualquier otro sería devastador. En una entrevista con VIX ella explicó que:
«Tenía un tipo de tumor que no respondía a ese tratamiento. Tuve que hacer radioterapia, que duró 28 sesiones».
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La enfermedad no define, transforma
Como tantas personas que se someten a estos tratamientos, Evelin perdió el cabello, pero en vez de debilitarse encontró una fuerza admirable.
«El tratamiento es un proceso hermoso, si nos enfocamos en cómo te puede convertir, yo tenía largas conversaciones conmigo en frente al espejo, sin cabello, hinchada por tomar corticoides y siempre me decía: "Yo no soy esto"».
La transformó tanto que convirtió su dolencia en algo positivo: un sueño que se convirtió en un proyecto esperanzador.
«Tuve un sueño en el que regalaba uno de mis pañuelos a una señora pelada por el cáncer. Entonces resolví publicar en las redes sociales que los estaba donando. Tuve mucha repercusión porque en esa época escribía en mi blog, el "Pañuelo color de rosa", explicó.
«Empecé a enviarlos a personas en todo el país, empaquetados y con una carta escrita a mano. Con el tiempo se convirtió en una corriente: las mujeres que terminaban el tratamiento se los enviaban a otras que lo estaban iniciando con frases como "tenga fe" y "todo va a estar bien"».
Un detalle tan pequeño como un pañuelo se convirtió en el propósito de su vida: ayudar a los demás. Poco tiempo después y con más apoyo, Evelin llevó su proyecto, que ya distribuyó más de 7 mil pañuelos, para el Instituto Oncoguia de Brasil, donde trabaja actualmente como analista de redes sociales.
Un nuevo comienzo
Hoy Evelin tiene 29 y hace poco le informaron que puede dejar de tomar los medicamentos para el cáncer. «La previsión era que los tomaría hasta el 2020, pero recibí el alta porque quiero tener un hijo», mencionó. A pesar de estar libre de la enfermedad, aún tiene que ir seguido a controles médicos y ahora le queda un nuevo desafío: vivir.
La vida después del cáncer también ser desafiante, según Evelin.
«Cuando pasas por la enfermedad hay un guion: exámenes, médicos, tratamientos, remedios. En paralelo, tienes que seguir con tu vida, estudios y terminas encontrando un equilibrio. Cuando eso acaba es como si pasara un huracán: hace falta mirar el caos y reorganizar la vida. Mi oncólogo me dio la lección más linda de la vida después del cáncer: ya has sobrevivido ahora necesitas vivir».
Después de tantos desafíos que convirtió en inspiración, la vida de Evelin puede, por fin, comenzar. Ella y su marido iniciaron el proceso para adoptar un niño y también quiere tener uno biológico, algo que puede ser difícil dada su condición.
«Cuando hice la radioterapia y la quimioterapia me dijeron que era imposible, pero mi oncólogo me dio una atención especial y también consulté a un especialista en fertilidad. No va a ser fácil, pero no es imposible».
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