En todas las áreas del desarrollo personal impera una regla que las domina: los niños aprenden más rápidamente que los mayores. Esta regla no sólo compete a la rapidez del aprendizaje, sino a la calidad con que se lo incorpora y a su trayecto desde el “aprendizaje” hacia el “hábito”.
El deporte y sus efectos durante la niñez

El deporte es en todas las edades una actividad deseable para la mejora del funcionamiento del organismo en general y de los elementos psicológicos que influyen en nuestra salud (física, mental y social). Si tomamos en cuenta lo dicho más arriba, la práctica deportiva influye muy positivamente durante el desarrollo de los niños y su madurez. Una cantidad de factores que rodean a la práctica deportiva actúan asociados para cumplir este cometido.
En primer lugar, en el plano físico, los niños y preadolescentes crecen disparmente respecto a su desarrollo óseo y muscular. Es por esto que deben evitarse ejercicios que demanden fuerza, ya que esto afectaría el correcto desarrollo del niño. Además debe procurarse que, en el caso que el niño compita, que lo haga dentro de la categoría que le corresponda, puesto que si no lo hace, la excesiva exigencia podría influir negativamente en su desarrollo físico y mental. El deporte practicado durante la niñez actúa distribuyendo correctamente nuestro peso corporal, y regulándolo para evitar enfermedades como la obesidad. Además, contribuye a desarrollar y controlar las habilidades motoras del niño, haciendo que conozca su cuerpo para que tenga éxito en su coordinación.
En un segundo lugar, abordando las áreas mental y social, el deporte también juega un rol preponderante en esta rica etapa del desarrollo personal, por lo cual, también en lo que refiere a estas áreas, es deseable que el niño sea incentivado por los padres para practicar cualquier deporte. Al estar en contacto con otros niños, actuar en equipo, interrelacionarse y coordinar esfuerzos conjuntos, el niño logra vencer la timidez y superarse a sí mismo. Además comienza a adquirir hábitos y a cumplir reglas; a entender que existen personas que saben más que él, y que esto no es algo negativo. Por el contrario, seguir sus directivas ayuda al autoconocimiento y desarrollo.
Para que todo esto tenga éxito, no debe olvidarse que los niños tienen que practicar un deporte que disfruten y que los satisfaga. El único canal para inculcarle un hábito a un niño, es que se divierta, que juegue. Por esto el deporte no debe verse como una actividad, o un compromiso; por el contrario, debe verse como un tiempo de esparcimiento que sirva para que el niño se sienta cómodo y libre, y que al finalizar su jornada deportiva se sienta feliz y realizado.
Via | Puleva salud









