¿Cuánto determina la sociedad nuestra propia vida?
En algunas ocasiones tenemos la impresión de llevar la vida que queremos hasta que, un día, algo explota: son esas ansias por cambiar, por desvincularnos de lo establecido, por ser nuestra mejor versión.
Un problema que adolece más que nunca en un tiempo en el que nos debatimos entre tradición y nuevas ideas, quedarnos o marchar, anclarnos o viajar. Y es en ese momento cuando uno se plantea si realmente la sociedad determina nuestra propia vida.
Tú y el confort
Cuando llegas a una cierta edad, digamos cerca de los treinta, mirar a tu alrededor y comprobar que todo el mundo parece encauzar su vida en una única dirección te hace replantearte si realmente estás haciendo algo mal.
Todos tus amigos llevan años en pareja, la opción de una boda se vislumbra en el horizonte y muchos ya hablan (medio en broma, medio en serio) del nombre que les pondrán a sus hijos. Obviamente debe haber un buen sueldo de por medio, quizá en un trabajo que no les guste lo suficiente, una hipoteca y una rutina establecida en un lugar en el que siempre se sintieron cómodos al tener a su familia y amigos de toda la vida en un mismo enclave. No hay mayores cambios a la vista.
Sin embargo, en alguna ocasión, cierta persona ha confesado sus ganas por dejarlo todo atrás y poder vivir "aventuras", aún no sabe cuales exactamente, pero hay una ligera atracción secreta por viajar a la otra parte del mundo, retomar viejas pasiones para las que cree no tener tiempo y llevar una vida diferente, quizá en otra ciudad, entre otras personas. Pero cree que ya es tarde, y la culpa solo la tienen tres palabras: zona de confort.
1, 2, 3 ¡Salta!
Tal y como ilustra el vídeo superior, el cual siempre me ha parecido muy inspirador, no todas las personas se atreven a dejar esa zona de confort formada por la educación, las costumbres familiares, los miedos inculcados y una sociedad que parece dictar de forma subliminal los pasos a seguir: si llevas varios años con una persona, DEBES casarte, si llevas dos años casado, DEBES tener hijos, si tienes un trabajo DEBES esforzarte al máximo para tener la vida abundante cuya idea te inculcaron.
Por suerte, estos conceptos se han visto reinventados por parejas que se atreven a llevar un estilo de vida diferente como vivir de alquiler, viajar más a menudo y aplazar la opción de dejar descendencia, opciones nada dispares respecto a un modelo tradicional el cual es igualmente respetable y saludable si REALMENTE es eso lo que quieres.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer, por vencer viejos miedos que nos impiden cumplir esos sueños que nos visitan para recordarnos que quizá todo hubiera sido distinto. ¿Qué habría pasado si hubiésemos sopesado mejor la idea de estudiar esa carrera a la que nuestros padres nos "empujaron"? ¿Y si hubiéramos viajado más? ¿Qué tal si hubieras aceptado esa oportunidad laboral al otro lado de tu país, invitándote a vivir nuevas experiencias?
Es ahí donde nos preguntamos si la sociedad realmente condiciona nuestra vida desde que nacemos, colocándonos cadenas de flores no tan fáciles de romper llegados a cierto punto.
O quizás sí.
¿Qué opinas? ¿Eres realmente la persona que quieres ser?