Lifestyle

Correr descalzo, los beneficios y riesgos del barefoot running

Caminar con los pies descalzos en pleno verano, sobre la hierba... ¿Por qué no? Pero salir a correr sin un buen par de zapatillas, eso es otra cosa. Desde hace algún tiempo, la tendencia está en salir a correr con los pies descalzos, o equipado con un calzado que presenta los cinco dedos de los pies –efecto segunda piel– que ciertamente ofrecen mayor libertad de movimientos y velocidad de carrera.

PUBLICIDAD

Los beneficios de correr descalzo

Cuando se camina con los pies descalzos, la postura corporal es diferente. El peso se desplaza de forma diferente sobre las zonas del pie, puesto que se aterriza sobre la parte delantera de la planta del pie y no sobre el talón. Esta diferencia moviliza lógicamente los músculos de otra manera. Sin embargo, los resultados son todavía inciertos en cuanto a los beneficios de la carrera con los pies descalzos.

Imagen thinkstock

Los partidarios de esta nueva disciplina afirman que mejora el equilibrio y refuerza los músculos, poniendo el acento en un estilo de carrera más natural. Los movimientos de una persona serían más estables, más derechos cuando esta se desplaza con los pies descalzos, porque su cabeza y sus caderas van alineadas con los pies, permitiendo a los hombros ir más relajados. La carrera con los pies descalzos permitiría igualmente reforzar los músculos de las pantorrillas, mejorando el flujo sanguíneo.

Los riesgos de correr con los pies descalzos

Según los especialistas, algunos riesgos se deben tomar en consideración si se pretende salir a correr con los pies descalzos. Concretamente, este tipo de carrera no se aconseja a personas que sufren lesiones relacionadas con su postura, como por ejemplo, la aponeurosis plantar. Estos corredores sacan muchos beneficios de los zapatos adaptados o de las suelas ortopédicas, mientras que el footing con los pies descalzos solo conseguiría agravar el problema.

Imagen thinkstock

También conviene tomar en consideración la protección básica contra las piedras, trozos de cristal, y otros obstáculos que los zapatos ofrecen a los corredores. Los pies descalzos están mucho más expuestos a sufrir una herida con objetos cortantes que no se ven a tiempo. En estos casos habría que optar por un medio como la hierba o la arena, donde los riesgos de daños se reducen bastante.

PUBLICIDAD

Además, no se debe olvidar que la transición de una zancada tradicional donde el talón toca el suelo en primer lugar hacia un estilo donde la planta del pie es la primera en entrar en contacto con el suelo, no se hace de un día para otro. Y es que si se empieza a correr con los pies descalzos, aterrizando con los talones, el riesgo de sufrir algún tipo de daño es importante. Son necesarios varios meses y una buena escucha del cuerpo para conseguir adoptar la actitud correcta a la hora de lanzarse a correr con los pies descalzos.

Y tú, ¿has probado alguna vez correr descalzo? ¿Te has sentido cómodo con esta práctica?