Muchas personas dan para ser vistas. Desde los usuarios de las redes sociales que muestran sus actos «desinteresados» (que seguramente hayas visto muchas veces), hasta multimillonarios que donan fortunas para ayudar a una causa, pero a cambio ponen sus nombres en letras doradas y las usan como una estrategia de relaciones públicas.
Chuck Ferry, el multimillonario que donó toda su fortuna por una increíble causa

Los nombres de muchos millonarios van a quedar en la historia por su filantropía, como Rockefeller y Bill Gates. Si al final del día una persona necesitada sale beneficiada de todo este asunto, entonces no tiene nada de malo, pero hay un hombre rico que dio toda su fortuna en absoluto secreto y que seguramente nunca hayas escuchado nombrar: Chuck Feeney.
Feeney, de 86 años, no tiene una casa, viaja en clase económica y tiene un reloj de 15 dólares, pero alguna vez supo ocupar la lista Forbes de los hombres más ricos del mundo. ¿Qué pasó? Decidió que tenía demasiado dinero y con el pasar de las décadas fue destinando su fortuna de más de 8 mil millones de dólares a su fundación, The Altantic Philantropies.
El «James Bond de la filantropía», como le llamó el New York Times, no nació con cuchara de plata, sino todo lo contrario. Su vida es la clásica historia del sueño americano, de que no importan los orígenes, con trabajo y dedicación se puede lograr lo que sea. Nació durante la Gran Depresión, hijo de inmigrantes irlandeses de clase obrera y sirvió como operador de radio durante la guerra de Corea.
Parece una vida bastante ordinaria. Bueno, lo fue hasta que él y un socio comenzaron una empresa que vendía cosas como bebidas alcohólicas y perfumes en los aeropuertos. Ahora cada aeropuerto del mundo tiene un DutyFree y es todo gracias a él.
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Superman de la vida real
No sabemos si tiene un disfraz debajo de la ropa, pero al igual que Clark Kent, Chuck Feeney tiene una doble identidad que mantenía en secreto.
Si las cosas hubieran pasado como él quería, el mundo nunca hubiera sabido que se estaba deshaciendo de su fortuna. Era tan bueno para cubrir sus huellas que la revista Forbes no sabía exactamente cuánto dinero tenía y sus beneficiarios no conocían la identidad del hombre detrás de Atlantic.
«Es mucho más divertido dar mientras estás vivo, que dar cuando estés muerto»
En 1984 transfirió en secreto sus acciones del negocio a la fundación y la hizo crecer con todos sus activos, incluyendo inversiones en empresas como Facebook y Alibaba, entre otros.
Sin embargo, todo eso cambió cuando, en 1997, las tiendas DutyFree fueron vendidas y una demanda reveló su identidad secreta. A partir de ese entonces el magnate de perfil bajo fue conocido como uno de los hombres más generosos y sus acciones caritativas han inspirado a otros, como Bill Gates y Mark Zuckerbeg.
Entre otras cosas, la fundación Atlantic ha destinado fondos para crear un sistema público de salud en Vietnam, dar acceso a las personas del Sur de África a tratamientos para el SIDA y, una de sus acciones más controversiales, ofreció apoyo económico a la guerrilla irlandesa (I.R.A) para que buscaran una solución diplomática al conflicto.
Estas son causas que cualquier persona, celebridad o no, hubiera adoptado públicamente sin pensarlo dos veces. A todos nos gusta que la gente vea lo bueno que somos ¿no? Sin embargo, él lo mantuvo en secreto «porque no tienes que explicar a la gente por qué lo estás haciendo».
«Da mientras vivas»
«Giving while living», o dar mientras vivas, es el lema de la vida de Feeney. Y lo toma de manera tan literal que Atlantic es una de las pocas fundaciones caritativas que tienen fecha de caducidad.
Durante más de treinta años se fue despojando de su fortuna y a fines de 2016 dio los últimos fondos, 1.5 mil millones de dólares, que mantendrán a la organización en movimiento hasta que cierre sus puertas.
Otras organizaciones fundadas por millonarios, como la de Andrew Carnegie, el magnate del acero de Nueva York, fue hecha para ser autosustentable y durar indefinidamente. La de Bill Gates durará hasta 50 años después de la muerte del creador de Windows, pero la de Feeney terminará en 2020.
La razón es que hay problemas en el mundo que requieren ser solucionados ya en vez de dejarlos para el futuro. Pero para Chuck es más simple: «Es mucho más divertido dar mientras estás vivo, que dar cuando estés muerto».
Ahora Feeney y su esposa viven en un apartamento de alquiler en San Francisco, con unos «modestos» dos millones en el banco y una enseñanza para todos: dar por el gusto de dar es mucho más gratificante.
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