El castaño de Indias, llamado científicamente Aesculus hippocastanum, es un árbol de gran tamaño, que alcanza hasta 25 metros de altura, y es precisamente originario del norte de la India y también de Irán, Asia Menor, Cáucaso y Balcanes, aunque actualmente ha sido adaptado a cualquier región templada.
Castaño de Indias: Un tónico para las venas

Sus hojas son grandes y de bordes dentados. Sus flores son blancas, irregulares y muy vistosas. Su fruto es grande y redondeado, y crece envuelto en una cáscara de color marrón, que se desarrolla dentro de una bola espinosa y en su interior alberga dos semillas o castañas de Indias. Las flores se recolectan en primavera y los frutos en otoño.
Según el libro “Pocket Guide to Herbal Medicine”, de Karin Kraft y Christopher Hobbs, el castaño de Indias está indicado para los problemas asociados a insuficiencia crónica venosa y la hinchazón postraumática o postoperatoria en los tejidos blandos del cuerpo.
Las semillas, ya sea preparadas en loción, pomada, gel, tintura, extracto o supositorios, se usan para tratar las várices y las hemorroides. Mientras que las semillas en tintura son astringentes y reducen las inflamaciones. Pero cuidado porque, tomado prolongadamente, el castaño de Indias puede ser tóxico.
En el caso de una inflamación, puedes prepararte una infusión hirviendo 50 gramos de castañas de Indias troceadas en un litro de agua. Deja hervir durante 20 minutos y cuela, endulza con azúcar moreno, miel o melaza y... listo para beber. Pero toma la infusión durante un corto espacio de tiempo, dos o tres veces al día.
Asimismo, la castaña es un alimento muy rico en proteínas y que potencia la memoria. Sin embargo, debes tener en cuenta que las castañas son algo indigestas, por lo que hay que masticarlas bien y no ingerir más de tres o cuatro diarias.









