7 momentos en los que todas deseamos no ser adultos

Esperamos durante años ser adultos. Ahora que somos grandes, con frecuencia, deseamos volver a ser niños.

No hay que mirar hacia atrás, eso es cierto. Pero en algunas ocasiones no solo queremos mirar a nuestro pasado, sino que queremos volver corriendo hacia él. Como mujeres, madres, trabajadoras y estudiantes a veces nos sentimos desbordadas de tanta responsabilidad y simplemente queremos sentarnos y dejar que el mundo pase, o por lo menos evitar ser una persona adulta por algunos minutos.

¿Tú también quieres no ser adulto en determinados momentos? ¡Seguro te sentirás identificada con este artículo! (y te sacará más de una sonrisa)

#7 Cuando te encuentras con una montaña de platos para lavar

¡¡¿De dónde salió todo eso?!! Llegas cansada de una larga rutina, cenas y cuando quieres irte a descansar se cruza por tu mirada algo totalmente inoportuno: la montaña de platos lista para lavar.

¡Por quéeeeeee!, quiero volver a ser niña y no tener esta gran responsabilidad de mantener la casa limpia, y sobre todo la vajilla.

#6 Cuando hay mucha tranquilidad en la casa, y descubres que algo raro hay

Estás en paz, disfrutando del silencio… pero descubres que si hay silencio, algo malo puede estar sucediendo. El silencio es tan satisfactorio, pero detrás de él quizá se oculte algo. Y seguramente si eres madre, y hay silencio en tu casa, es porque tus hijos están haciendo travesuras a tus espaldas, ¡noooo!

#5 Cuando tienes que separar la ropa blanca de la de color

Algo tan fácil como poner la ropa a la lavadora puede resultar realmente tedioso, y nos darán ganas de no ser adulto con responsabilidades. Cuando éramos pequeños era tan fácil como poner todo a lavar y a los días aparecía sobre nuestra cama con el mejor aroma y aspecto, ¿no puede seguir siendo así? ¡Lloro!

#4 Cuando quieres seguir durmiendo, pero tienes que ir a trabajar

De pequeñas era tan fácil: mamá me siento mal, ¡y listo! Para los más pícaros, acercábamos el termómetro a la estufa, pero nada más (una simple travesura).

Sin embargo cuando nos convertimos en adultos, no es tan fácil… Si tienes sueño y no quieres afrontar el día, ¡lo tendrás que hacer igual! Y eso sí que es muy frustrante. ¡Quiero dormiiiiir!

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#3 Cuando quieres no hacer nada, pero tienes millones de responsabilidades

No son ganas de dormir, es otra cosa… es el deseo de estar tiradas en el sillón sin hacer absolutamente N-A-D-A.

Al menos diez minutos, pero cuando te sientas y estás lista para disfrutar, por tu cabeza comienzan a pasar todo lo que tienes que hacer y que no estás haciendo. La culpa puede más, al minuto ya estás en pie lista para cumplir con las responsabilidades.

#2 Cuando nadie lo hará por ti

Si hay algo que no te gusta hacer o que no tienes ganas de hacer hoy, lamentablemente igual tendrás que hacerlo.

Ya no somos las niñas a las que nuestras madres le hacían casi todo, ahora nosotras tenemos hijas a las que tenemos que ayudar, y todas nuestras responsabilidades tendremos que cumplirlas. En estos momentos solo nos dan ganas de gritar algo: ¡Mamáaaaaaaaa! Solo ella nos sabrá entender.

#1 Cuando en tus días de descanso, descubres que lo que menos haces es descansar

¡¡¡Llegó el fin de semana!!! Fiesta, descanso, amigas (???) ¡MENTIRA!, el fin de semana no era lo que soñábamos… Responsabilidades y más responsabilidades que no nos permiten disfrutar a pleno del fin de semana. Cuando empieza la semana solo quieres que llegue el próximo para quizá descansar (¡si se puede!)

¿Te han pasado alguna de estas situaciones? ¡En estos momentos solo queremos volver a ser pequeñas! Dejar a un lado todas las responsabilidades y disfrutar a pleno la vida… Pero a pesar de la rutina, de las responsabilidades y de todo lo que tenemos que hacer como adultos, lo más importante es disfrutar cada día y encontrar en cada momento lo positivo.

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