No nos malentiendas, no estamos haciendo apología de la deshonestidad. Algunas mentiras pueden erosionar tus relaciones. Otras te meterán en problemas. Pero en ciertos contextos, omitir información, no decir todo lo que piensas, guardarte tus opiniones, es muy sensato y no daña a nadie. Es casi cuestión de supervivencia y hay un bien mayor en juego. Son momentos que ameritan que disfraces una verdad potencialmente hiriente y nadie te puede culpar: estabas entre la espada y la pared.
10 situaciones en las que mentir puede ser tu mejor opción

1. Cambio de look o atuendo especial, "¿cómo me queda?"

Tu mejor amigo dio un gran paso cuando decidió probar un nuevo corte de pelo o tu novia acaba de gastar una fortuna en un vestido y está convencida de que le queda genial. ¿Por qué destruir esas ilusiones? Tu crítica no será bienvenida, ¡no necesitas ser un héroe! Apóyalos. Miente. Cuando te pregunten cómo les queda (y lo harán…) no escatimes entusiasmo. Después de que alguien pasó horas frente a un espejo puliendo (desastrosamente, pero ¿quién eres tú para juzgar?) cada detalle, no valorar ese esfuerzo es simplemente cruel.
2. Opiniones acerca de los nuevos novios

Qué situación pantanosa. Lo mejor sería evitar la confrontación y no entrometerse. Apenas conoces a la nueva novia y el desastre es tan evidente que duele tener que observar. Calma, estarás preparado para socorrerlo pero no serás el que lo provoque. El enamoramiento nos enceguece. No pienses ingenuamente que hay intervención posible. A pesar de que ahí no hay futuro, tu única opción es esperar.
3. La cocina de tu suegra

Olvida cualquier atisbo de honestidad. Esta es una situación donde tienes que tragar saliva y despilfarrar elogios. Usa tu imaginación. Algo tiene que haber de positivo en esas galletas tiesas y amargas que tu suegra te cocinó especialmente. Dile que podrías comerlas de por vida (que es más o menos el tiempo que te lleva masticarlas de tan duras que son). Esta es una relación crucial y todo vale así que trágate tu orgullo (o por lo menos, trágate la comida).
4. Los pésimos regalos

Alguien pensó en ti, gastó para “festejarte”, y siempre necesitas más utensilios de cocina o camisetas que solo usarás para dormir. Agradece y sonríe, no pidas más. Ten cuidado, demasiada efusividad puede parecer sospechosa. A veces ayuda parecer un poco desafectado, haz las preguntas y comentarios necesarios (quizás tengas que descifrar para qué sirve exactamente el regalo) y sigue adelante.
5. Los bebés siempre son adorables

No importa que parezca un gremlin, esta es una regla: no hay nada malo que se le pueda increpar a un niño. Son hermosos y radiantes y sí o sí están sonriendo cuando mueven la boca, aunque se vea como si están sufriendo. El mundo no está listo para abrir los ojos acerca de los bebés poco agraciados.
- Te puede interesar: Cinco mentiras que los gamers decimos constantemente
6. El arte y en particular la poesía que escriben tus amigos siempre es “mmm… interesante”

Puedes simular que te quedaste pensando, perplejo, tratando de absorber tanta crudeza. Siempre es bueno el “me hace acordar a la obra de [insertar poeta famoso]”. Discutan libremente la complejidad y el existencialismo, entrecierra los ojos mirando el vacío y probablemente tu inocente amigo pueda sobrevivir con algo que no es ni crítica ni elogio.
7. “No te preocupes, mi amor, le pasa a todo el mundo”

No, pero ¿acaso eres la policía del sexo? Todos tenemos días en que estamos menos inspirados y nuestra perfomance es menos (¿o más?) explosiva. A menos que se transforme en un problema crónico, no necesitas hacer un informe desglosado de qué tan satisfecho quedaste con el último revolcón.
8. Tu ex no era más atractivo que tu actual pareja, pase lo que pase

Es probable que en algún punto te veas tentado a evocar recuerdos de tu relación pasada. Lo importante es que los comentarios positivos acerca del ex sean vagos y difusos mezclados con serias quejas, carencias en zonas que hoy están mucho mejor cubiertas. Ah y cuando llegue el momento de ¿quién es más atractivo?, miente descaradamente. El pasado quedo atrás y tus gustos han cambiado (por más que hayas salido con un modelo).
9. “Sí, claro que tengo experiencia en eso”

Cuando estés en esa entrevista de trabajo, encuentra una forma elegante de sugerir que a pesar de que no eres experto, tienes una noción de qué se trata. Seguro se parece a algo de lo que ya has hecho. Tus ganas de aprender compensan por esas pequeñas, imperceptibles lagunas.
10. “Yo llegué y ya estaba así”

Así que estuviste jugando con la configuración y el sistema operativo y ahora nada funciona. Tus intenciones eran buenas y nadie sabe dónde comenzó el error. Puedes sugerir que la culpa “es de todos” o que la computadora se está tornando autoconsciente y acercándose a la rebelión. Cada día descubrimos nuevos virus informáticos. Las chances son que no fuiste tú y tienes que creerlo.
¿Qué otras cosas omites para no lastimar a tus amigos? ¿Te arriesgarías a decir todo lo que piensas? ¡No nos mientas!

