Nuestras uñas dicen mucho sobre cómo somos. Podemos tenerlas cortas o largas, redondas o cuadradas, pintadas, adornadas o sin nada. Son otra forma de exteriorizar nuestra personalidad. Por eso, sea como sea que queramos tenerlas es importante que crezcan fuertes y sanas.
Uñas fuertes y sanas

Las actividades diarias que realizamos afectan la salud de nuestras uñas de formas que ni imaginamos. Solamente con lavar los platos todos los días es más que suficiente para que se quiebren y pierdan fuerza y dureza. Y entonces allí entran los cuidados que debemos tener para reparar el daño que les hacemos sin querer.
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Una de las razones principales de las uñas quebradizas es el contacto seguido con el agua. Por lo que si vas a hacer cualquier tipo de limpieza, lo más recomendable es usar guantes de goma; y mejores aún son aquellos guantes de goma que tienen interior de algodón, ya que éste absorbe el sudor de las manos y evitas que se humedezcan las uñas.
Otra buena manera de no dañarlas es n o golpearlas en superficies duras como cuando estamos impacientes (aunque estimule su crecimiento, crecerán aún más débiles), ni morderlas o comerlas (el daño se hace mientras las muerdes y después, porque la superficie queda irregular).
Darles una forma redondeada es lo mejor para que crezcan más largas, ya que son más estables de esa manera. También debes evitar instrumentos metálicos para remover la cutícula. Y si se descascaran, límalas en el sentido en el que crecen y no perpendicularmente porque puedes hacer que se quiebren del todo. Si las usas pintadas intenta no quitarte el esmalte muy seguido, ya que los quitaesmaltes son muy fuertes y dañan la superficie de las uñas.
Una buena forma de fortalecerlas es mojarlas durante 5 minutos y luego, aplicar crema para manos que contenga lanolina. Luego las masajeas suavemente por unos instantes hasta que la crema se absorba completamente. Este tratamiento es especialmente bueno en invierno cuando tus manos están menos humectadas.









