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Pensabas que eran inofensivos, pero estos 14 hábitos arruinan tu piel

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No importa si te dedicas al menos una hora de tu día a realizar una limpieza facial, hay determinados hábitos de los que probablemente no eres consciente que pueden atentar contra nuestra piel sin importar cuánto la cuidemos con costosas cremas y tratamientos.

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En mi caso, a pesar de someterme a diferentes tratamientos e invertir en cremas, no lograba que el aspecto de mi piel mejorara. Pero luego de observar mis hábitos comprobé que estos eran los culpables.

No obstante, cada organismo reacciona de manera diferente, y no significa que todo esto vaya a afectar tu piel también. No obstante, ¡de seguro querrás tenerlos en cuenta!

Beber café

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Cuando se trata de piel reseca y arrugas prematuras, la cafeína podría ser la responsable, especialmente si consumes demasiada. Para contrarrestar su efecto es recomendable beber mucha agua y mantener la piel hidratada.

Saltearse comidas

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Si pasas mucho tiempo sin comer nada, (además de sentirte muy hambrienta) tu piel se puede ver muy afectada.

Intenta incluir siempre vitamina C (naranjas), B3 (maní), vitamina E (aguacate) y vitamina A (boniatos) en tus comidas para proteger tu piel.

Duchas largas con agua muy caliente

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Una ducha corta está bien, pero si te pasas demasiado tiempo bajo el agua caliente, la capa superior del epidermis se puede dañar y provocará piel reseca.

No beber demasiada agua

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Es un consejo clásico, que de seguro escuchaste un montón de veces. Pero hasta que no cambies tu gaseosa por agua no te darás cuenta de la cantidad de beneficios que tiene para tu piel (y tu salud).

No limpiar tus anteojos

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Tal vez no lo notes, pero tus anteojos recolectan un montón de bacteria cada vez que los usas. Y si no te aseguras de lavarlos cada vez que te los pones, estarás transfiriendo toda la mugre a tu rostro.

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Consumes demasiado sodio

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Así como tú sientes sed luego de comer alimentos con mucha sal, tu piel se siente de la misma manera y se deshidrata. Para evitar esto, además de agregarle menos sal a tus comidas, puedes probar una crema hidratante adecuada para tu tipo de piel.

No limpias las fundas de almohada

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Cada noche tu piel se regenera y produce nuevas células. Lógicamente los desechos se depositan en tu almohada y si no la limpias puede convertirse en una gran fuente de bacterias y toxinas.

Exceso de exfoliación

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Si bien exfoliarse es necesario para mantener nuestros rostros saludables, si lo haces con demasiada frecuencia puede ser contraproducente porque removerás los aceites esenciales que tu piel necesita.

Estrés

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Sí, lamentablemente el estrés afecta todos los aspectos del bienestar de nuestro cuerpo. Cuando se trata de la piel, este puede provocar erupciones e imperfecciones en el rostro.

Sobredosis de azúcar

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Al igual que el sodio, consumir azúcar en grandes cantidades también puede tener consecuencias negativas para nuestra piel, ya que destruye el colágeno de la misma.

¿Suficiente ejercicio?

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Cuanto más te ejercites mejor será el flujo de la sangre en tu cuerpo, más toxinas liberarás y tus células de la piel se regenerarán con mayor facilidad.

Fumadora pasiva

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A pesar de que tú no fumes, siempre hay una en el grupo de amigas que lo hace y eso afecta a todas. Además de ser muy nocivo para la salud, el cigarro puede provocar arrugas prematuras en tu piel.

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MUCHO maquillaje

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Algunas no tienen ese inconveniente porque nunca aplican demasiado. Pero otras, fanáticas del maquillaje, pueden estar dañando su piel al aplicarlo con tanta frecuencia y en tanta cantidad.

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Tus vegetales

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Una vez más, se reitera el problema de la cantidad. Si en tu dieta incluyes solo una pequeña porción de frutas y vegetales, tu piel no obtendrá los antioxidantes que necesita para prevenir la aparición de arrugas, por ejemplo.

Como ves, la salud de la piel exige medir y moderar cantidades en todos los aspectos. Lamentablemente para mantener a nuestra piel (y a nuestro organismo) en buen estado, es necesario comprometernos y hacer un esfuerzo para limitar todo aquello que más nos gusta (café, dulces y duchas calientes) y, por otro lado, intentar consumir y realizar lo que no disfrutamos tanto (mucha agua, más ejercicio y vegetales). El equilibrio es la mejor apuesta.

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