Piel pegajosa, cutis brilloso, poros abiertos, granitos y espinillas. El exceso de grasitud en el rostro es una pesadilla, pero no todo está perdido.
8 cosas que podrían estar causándote grasitud en la piel

Si bien la piel grasa puede estar dada por factores hereditarios, hay muchas cosas que hacemos cotidianamente que solo empeoran la cuestión. Incluso aquellas rutinas de belleza con las que buscamos cuidar nuestra piel. Por eso, te contamos cuáles son los hábitos que deberías evitar, ¡conocelos!
#1 Tocarte demasiado la cara
¡Gran error! Nuestras manos están en contacto permanente con distintos objetos que acumulan suciedad y, al tocarnos la cara, solo logramos llevarnos todo eso al rostro.
Si te vas a poner una crema o una base de maquillaje, en lo posible, tratá de hacerlo con un algodón, brocha o almohadilla, o de lavarte muy bien las manos antes.
#2 Querer exterminar los granitos
Las pieles grasas tienden a tener acné y espinillas. ¿Y quién no trató alguna vez de sacarse ese granito en la nariz o en la pera?
Por mucho que te tiente, ¡no lo hagas! Podrías inflamar e infectar más la piel, lastimarte y, en el peor de los casos, dejarte una cicatriz.
#3 No cuidarte del sol
Seguro alguna vez te dijeron que el sol era bueno para secar la piel y eliminar la grasitud. Si bien un mito bastante difundido, no es más que eso: un MITO. Las pieles oleosas suelen ser gruesas y, al exponerse a los rayos solares, pueden engrosarse todavía más.
Por otro lado, el sol deshidrata la piel y, para contrarrestarlo, nuestro organismo tiende a producir más sebo. Te damos un tip: usá siempre un protector solar específico para piel grasa, que te proteja de la radiación y, al mismo tiempo, controle los brillos molestos.
#4 No leer las etiquetas

Todas las mujeres tenemos pieles diferentes y es muy importante que los productos cosméticos que usamos diariamente se adapten a nuestras necesidades.
Si tenés la piel grasa, te sugerimos que cuando elijas una crema o un maquillaje, te fijes si es oil free (libre de aceites) y no comedogénico (que no obstruye los poros).
#5 La falta de ejercicio y la comida chatarra
Este punto es bastante controversial ya que, en realidad, no está comprobado que la comida pueda contribuir a que nuestra piel se vea más grasosa.
Sin embargo, hacer ejercicio y llevar una dieta equilibrada, rica en nutrientes, proteínas y vitaminas, es fundamental para nuestra salud y nuestra piel es su mero reflejo.
Por otro lado, quizás deberías asegurarte de estar bebiendo suficiente agua por día. Si tu organismo está deshidratado, tu cutis también lo estará.
#6 La poca limpieza, y la excesiva, también
Quienes tenemos la piel grasa debemos lavarnos la cara al menos 2 veces al día para eliminar el exceso de sebo. ¡Pero a no pasarse! El abuso de exfoliantes, tónicos y jabones puede resecar demasiado nuestro rostro y provocar un efecto rebote, es decir, más y más grasitud.
#7 Dejar que te gane el estrés
Aunque no lo creas, el estrés también puede afectar al estado de nuestra piel. En algunos casos, contribuye a que la producción de sebo o sudor sea mayor. Esto genera que nuestros poros se obstruyan y que, como consecuencia, tengamos más acné.
¡Bajá un cambio y descansá!
#8 Los cambios hormonales

Así como las características de nuestro cutis están, al menos en parte, dadas por la genética, los cambios hormonales también pueden hacer que nuestra piel se vuelva más oleosa.
Por eso, el exceso de grasitud es muy común durante la adolescencia, aunque la menstruación, el embarazo y la menopausia también pueden tener su cuota de responsabilidad.
No existen recetas mágicas para ir contra la herencia y los cambios en nuestro cuerpo, pero sí podemos modificar algunos de nuestros hábitos y mejorar notablemente el aspecto de nuestra piel. ¡Con intentar no cuesta nada!
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