A todas nos sucede: hay cosas que no logramos hacer, cosas que siempre posponemos. Determinar porqué suele ser el primer paso hacia la solución. Veamos:
Típicas excusas que siempre ponemos para ordenar en otro momento

Te preocupa algo acerca de hacer ese trabajo
¿Miedo al fracaso? ¿Miedo a que te salga demasiado bien y otros noten tu eficiencia? Ambas razones podrían resultar verdaderamente paralizantes. Y otro temor muy común es el miedo a terminar la tarea, porque a veces la persona no sabe qué le sobrevendrá después, o qué nuevos desafíos tendrá que enfrentar. Este es el caso típico del estudiante eterno que se toma años y años para rendir una asignatura en la universidad.
No te has comprometido en serio con esa tarea
Dijiste que sí. Y sabes que estás capacitado para hacerlo, pero en el fondo realmente no te interesa hacerlo. Pongamos un ejemplo: hay que ordenar los placares en casa. El ama de casa sabe que hay que hacerlo y que es quien lo hará mejor de todos quienes viven en casa, pero ¡odia ordenar placares! Entonces pospone el comienzo de la tarea y si la empieza, pospone su ejecución con cualquier excusa.
No consideras esa tarea como una prioridad
La motivación que lleva a alguien a posponer la tarea es muy similar a la del punto anterior: al no estar interesada en hacerlo ahora porque no lo consideras una prioridad en este momento, se postergan tanto el inicio como la ejecución de la tarea.
No sabes muy bien cómo hacerlo
Esta “excusa” se relaciona directamente con la primera: te preocupa algo acerca de hacer ese trabajo y es que no sabes exactamente cómo hacerlo. Quizá no lo hayas admitido en el plano de lo consciente, pero en tu interior lo sabes y esto se materializa en una fuerte aversión a la tarea que debe realizarse.
Realmente no quieres hacerlo
¡Qué situación tan desagradable! Quizá la tarea te disguste (por ejemplo limpiar un inodoro lleno de “lo segundo”), quizá te resulte de alguna manera peligrosa (Es humano: ¿quién nunca tuvo miedo de caerse de la escalera al limpiar las luminarias o los techos?) o quizá ya lo hiciste antes y no te fue bien.

¿Hay alguna solución?
Sí. Lo mejor es usar esta breve lista de control para identificar el motivo de la dilación y no temer enfrentarse a las propias actitudes y temores. Además, pesar las consecuencias de posponer la tarea suele contribuir bastante a que se le dé comienzo.
Lo mejor es pensar en esto: ¡manos a la obra y al haber terminado una se la habrá quitado de encima, al menos por un tiempo!
También, puedes organizarte utilizando este cronograma de limpieza del hogar.









