Los ciruelos son de los arbustos más fáciles de plantar cuando no se es un novato y se quiere iniciar en el mundo del cultivo de árboles frutales. Son fáciles de adaptar, sus frutos son numerosos y muy aromáticos. En esta entrega, te contamos cómo plantar un ciruelo.
Cómo plantar un ciruelo

Son tres las grandes variedades de ciruelos que podemos plantar: los japoneses, los de damasco y los europeos. Los ciruelos japonenses se dan bien en lugares donde se dan los duraznos. Los ciruelos europeos se aclimatan bien a toda américa. Los ciruelos damascenos y las variedades ya americanas se dan bien en todas partes.
Consejos para plantar ciruelos
Los ciruelos se pueden plantar desde la semilla, pero eso toma mucho más tiempo para que sus frutos crezcan, lo mejor es plantar un arbolito un poco más crecido. Lo que se recomienda es plantar más de dos arbolitos pues necesitan polinizarse entre ellos.
El suelo para plantar los ciruelos debe ser arcilloso y bien drenado, a pleno sol y con una fertilización media. No es aconsejable que los plantemos en lugares donde las heladas los pueden estropear, los frutos podrían escarcharse. Las mejores zonas para plantar ciruelos son hacia el sur o el oeste, eso ayudará que el viento no los dañe de más y los frutos madurarán mejor. No es recomendable añadirles fertilizantes antes de cultivar.

Pasos para plantar un ciruelo
En la zona destinada cavamos un agujero no muy profundo, solo un poco más ancho que la bola de raíces del arbusto.
Luego retiramos el árbol de la maceta, con cuidado de no dañar sus raíces, y lo colocamos dentro del agujero. Es importante que las raíces del ciruelo no queden apretadas dentro del agujero y con un poco de espacio para seguir creciendo y arraigarse en la tierra.
Para finalizar, tapamos con tierra el agujero y lo regamos. Luego continuamos por plantar el segundo ciruelo. La recomendación es que plantemos cada ciruelo con una separación de entre 20 a 25 en el caso de los ciruelos grandes. Si son ciruelos enanos esta medida disminuye a 15 o 20 pies.

Cuidados de los ciruelos
Cuando el ciruelo es joven es importante regarlo todas las semanas pues eso ayudará a que crezca, el riego es mejor hacerlo en la línea del suelo y profundamente pero sin inundarlo. Cuando ya está bien adaptado nuestro árbol debemos fertilizarlo seguido todo el año si queremos que de bastantes frutos.
El riego de los ciruelos es mejor hacerlo profundamente hasta mediados de octubre o antes de que el invierno llegue de lleno. Así se mantendrán hidratados durante el invierno.
La poda del ciruelo es mejor hacerla en primavera cuando los árboles son jóvenes y en verano cuando son ya arraigados o más maduros. La forma de podarlos cambia según la especie.
El invierno puede dañar algunas partes de nuestros ciruelos, así que una buena idea para protegerlos es envolver la parte inferior del tronco en los árboles jóvenes, de esta manera los ciruelos podrán sobrevivir después de plantarlos.
Los ciruelos casi no tienen plagas, pero es recomendable cuidar que los roedores no lesionen las raíces profundas. Algunas plagas que podrían atacar a un ciruelo son los pulgones en las hojas, los cancros bacterianos y las polillas de la ciruela. Lo mejor es preguntar a un especialista que método es el mejor para combatir la plaga según la variedad del ciruelo que tengamos.
Los árboles de ciruelo además de ser muy decorativos son una buena opción para tener en el hogar como árboles frutales.






