Un perro que sepa nadar no es solo divertido para compartir buenos momentos en la piscina sino que es una habilidad que puede servirle en cualquier momento de su vida. Enseñarle a nadar a un perro es sencillo sólo si sigues algunos pasos. Veamos cuáles son.
¿Cómo enseñarle a nadar a un perro?

¿Qué necesitas para enseñarle a nadar a tu perro?
Necesitas una piscina o un lago tranquilo, en donde haya un sitio en el cual sus patas no lleguen al fondo, un chaleco salvavidas y un collar con correa (le dará seguridad).
Paso 1: Ingreso al agua
Es probable que tu perro solo tenga contacto con el agua en el momento del baño y por lo tanto le tenga un poco de miedo. La forma correcta de introducirlo en el agua es de manera gradual, primero las patas delanteras, y con mucha paciencia. Nunca lo lleves arrastrando hasta el agua ni lo obligues a entrar a la fuerza, y jamás lo tires a la piscina.
Para que vaya tomando confianza puedes usar sus juguetes favoritos y muchos halagos. Por suerte, a algunos perros les fascina el agua, quizás tu mascota sea uno de ellos. Una vez que ya tenga sus dos patitas delanteras en el agua, hacer que lentamente meta las traseras.

Paso 2: Ir hacia las profundidades
Deja que tu perro se familiarice con el agua, que la huela, que disfrute. No lo hagas avanzar por la piscina si está tenso, sólo hazlo cuando esté tranquilo y relajado.
Cuando esté en un estado apacible y veas que la está pasando bien, llévalo lentamente hacia una zona un poco más profunda en donde sus patas no toquen el fondo. Para hacerlo deberás sostenerlo con tus brazos por debajo, uno en su caja torácica y el otro en su estómago.
Prepárate pues tu perro puede reaccionar a esa sensación de no sentir el suelo. Por todos los medios debes tratar de que permanezca tranquilo, hablándole dulcemente y sin retarlo.
De a poco verás que instintivamente tu perro comenzará a mover sus patas traseras y delanteras.
Paso 3: Avanza con tu perro
A medida que mueve sus patitas deberás avanzar hacia adelante, caminando lentamente, sin dejar de sostenerlo por debajo.

Paso 4: ¡A nadar!
Cuando veas que ya rema bien con sus patas, quita uno de tus brazos de apoyo y si ves que va bien, quita el otro. ¡Tu perro ya está nadando!
En solo un día podrás hacer que tu perro nade con la ayuda de su chaleco salvavidas, y con el paso de los días tendrá la confianza y el entrenamiento necesario para hacerlo sin él. Un último consejo: nunca dejes a tu perro en la piscina solo y nunca lo obligues a meterse en el agua si aún no está preparado, pues algunos perros necesitan más de una ocasión para animarse a entrar.





