Reseña Superior Spiderman #16

Imagen Marvel Entertainment

El nuevo número de Superior Spiderman, Run Goblin Run, nos invita a la reflexión en dos aspectos: nuestra ambigüedad moral como lectores y la problemática de la identidad secreta en los superhéroes. Toda la serie de Superior Spiderman se siente como si Dan Slott nos forzara a repensar los arquetipos fundamentales del género desde otra perspectiva: la del anti-héroe.

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Las primeras páginas de Run Goblin Run nos muestran una ciudad de Nueva York sumida en la dicotomía ética con respecto a este nuevo Spiderman, cada vez más alejado del papel de superhéroe clásico para posicionarse en un pedestal megalómano, obsesivo y controlador. Los ciudadanos de Nueva York bien podrían representarnos a nosotros, los lectores: ¿de qué lado estamos?, ¿queremos que el Superior Spiderman caiga?

No podemos evitar sentirnos en esa división de amor-odio por el personaje, la transformación de héroe a villano viene siendo muy bien desarrollada por Slott, con el tiempo justo para notar la degradación y que no parezca algo llevado a los tirones. Quizás sean necesarios más diálogos internos, hace tiempo que no visitamos la cabeza de Otto Octavius.

Imagen Marvel Entertainment

Otro elemento importante en esta issue es el abordaje del problema de la identidad secreta. Este existe desde dos perspectivas: en primer lugar, porque Phil Urich nos recuerda a un Peter Parker con peor suerte, y en segundo lugar, porque retoma la problemática planteada en el evento de Civil War.

¿Es la identidad secreta una amenaza?, los medios de Nueva York se lo preguntan e invitan al lector a recordar viejos tiempos, cuando Spiderman tuvo que revelar quién es bajo la máscara, provocando una serie de acontecimientos nefastos que desembocaron en One More Day y el “mefistazo”.

¿No es lo que todos los lectores estamos deseando?, que finalmente se descubra quien está conviviendo en la mente de Peter Parker, y sobre esto ya hay algunas pistas sobre cual puede ser el final de Superior Spiderman.

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En cuanto al arte visual, no hay mucho que recriminarle a Humberto Ramos. Hay una interesante labor simbólica en saturar las viñetas de individuos anónimos, es decir, pobladores de la ciudad. En definitiva, de eso se trata este número, de ilustrar el vínculo Spiderman-Nueva York y de que los lectores nos conectemos con esa multitud.

En definitiva, un buen número, y afortunadamente estamos en las antípodas del largo camino hacia la resolución final. Esperemos que Slott este a la altura de la gran obra que ha construido.

¿Eres seguidor de Superior Spiderman?, ¿qué te ha parecido este número?