Mi vieja mula ya no es lo que era: 5 franquicias de anime y manga que deberían terminar de una vez

Un verdadero clásico es eterno, eso no lo puede cambiar nadie. Pero, a veces, el negocio y el lucro predominan sobre la creatividad y una idea o fórmula exitosa es explotada hasta que se vuelve un producto derivativo y reiterativo que rara vez mantiene el espíritu del original. Este efecto es llamado « fatiga de franquicia», ya que, precisamente, esa es la sensación que da ver que una obra de ficción ya ha pasado su mejor época y se está convirtiendo en una sombra de lo que era.

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A continuación veremos —ordenadas cronológicamente— 5 franquicias de anime que deberían ser conservadas como clásicos en lugar de seguir tratando de mantenerlas con vida.

Nota: Que una franquicia aparezca en la lista no significa necesariamente que sea mala o esté pasando por su «fatiga de franquicia». Pero el tiempo afecta a todos y a veces es mejor concluir una obra antes de que se vuelva intolerable incluso para sus seguidores más fieles.

Doraemon, de Fujiko F. Fujio

Fue un manga kodömo (infantil) que apareció en 1969 y presentaba las aventuras de Doraemon, un gato robot enviado desde el siglo XXII para ayudar a Nobita Nobi, un niño de unos 9 años, en sus problemas de todos los días. El manga fue publicado hasta el año 1996 y tuvo una serie animada en 1973, otra en 1979 y la última —hasta el momento— en 2005.

Fue el primer manga de género kodömo en recibir el premio Osamu Tezuka por valor cultural, además de ser seleccionado como «anime embajador» por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón, al ser considerado una de las obras más respetadas y amadas por el pueblo nipón. La franquicia de Doraemon aún sigue activa y cuenta en la actualidad con 38 películas animadas, la última de ellas estrenada en marzo de 2018.

Gundam, de Yoshiyuki Tomino

Un anime que se estrenó originalmente en 1979 bajo el título Mobile Suit Gundam y redefinió el género mecha (robots gigantes pilotados) para toda la cultura de Japón, al incluir dilemas sociales y políticos, además de acción entre robots gigantes. Y su franquicia se sostiene por el concepto de los mechas Gundam, planteando cientos de tramas spin-offs, secuelas, precuelas o historias paralelas, tanto en formato serie de anime, OVA, especiales televisivos, mangas, novelas, películas y videojuegos.

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Las historias se ambientan en diferentes etapas históricas (aunque siempre en un futuro distante) y con diferentes motivos o causas para el conflicto bélico que se disputa. La popularidad de esta franquicia en Japón es comparable a la que tiene Star Trek en EE. UU., con una serie, una película y una nueva línea de juguetes para el 2018.

Dragon Ball, de Akira Toriyama

Un manga de 1985 inicialmente pensado como una comedia, pero que fue incluyendo combates y cambios en sus personajes hasta volverse uno de los mangas y animes de acción más famosos y populares de la década del 90 y la primera mitad siglo XXI (dependiendo del país y su fecha de transmisión televisiva). La historia gira en torno a Gokú, un guerrero de portentosa fuerza física pero con personalidad inocente y bienintencionada.

El manga concluyó en 1995, pero el éxito de su serie de anime dio paso a una franquicia de películas animadas y algunas OVA ambientadas en los espacios entre el fin y el comienzo de un arco argumental. Este es uno de los casos más sonados de «fatiga de franquicia» gracias a las series que continuaron, como Dragon Ball GT, Dragon Ball Z Kai, Dragon Ball Super y la reciente Dragon Ball Heores, basada en un videojuego.

Saint Seiya, de Masami Kurumada

Es un exitoso manga que inicia en 1986, concluye en 1991 y se enfoca en las aventuras de unos jóvenes guerreros que usan armaduras y protegen a la encarnación de la diosa Atena. La franquicia se disparó a nivel mundial gracias al primer anime, que dio lugar a una serie de películas y algunas OVA.

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Con el cierre de la historia en torno a los protagonistas originales, Kurumada empezó a explorar el universo de Saint Seiya con spin-offs enfocados en otros personajes, a veces ambientados en el pasado o en el futuro próximo, más que nada para ver cómo los protagonistas evolucionaron. El estilo narrativo y la dinámica de este manga se volvieron bastante esquemáticos y fáciles de reconocer hasta para el más neófito de los espectadores, por lo que puede cansar relativamente rápido a quien no es un verdadero fanático.

Pokémon, de Satoshi Tajiri y Ken Sugimori

Iniciada por un videojuego de 1996 que pertenece a Nintendo, la franquicia no tuvo su boom mediático hasta que se estrenó su serie de anime en 1999. En ella se presenta a Ash Ketchum ( Satoshi en Japón), un niño que decide convertirse en un entrenador Pokémon al enfrentar y cazar dichas criaturas.

La trama de aventuras sencillas estaba planeada desde un primer momento hacia el público infantil para promover no solo la venta de los juegos, sino también la formidable cantidad de merchandising de la franquicia, que incluye mangas, películas, especiales televisivos, juguetes, juegos de cartas y un enorme etcétera que aún está muy lejos de terminar. Por supuesto, la serie de anime y la franquicia en general sufren un cambio de estética cada cierto tiempo, a fin de mantenerse acordes al fluir del público de turno.

Todos crecemos y cambiamos con el tiempo. Las lecciones que aprendimos viendo a Gokú o Seiya quizás ya no nos son necesarias. Tenemos que explorar otras fuentes, otros héroes y otras aventuras. La siguiente generación se merece su oportunidad de tener sus héroes e historias propias, no unas copias o productos estandarizados y derivativos que buscan con desesperación vender por medio de la nostalgia.

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Pero, en cualquier caso, ¿tú qué opinas de estas franquicias?

No te vayas a ir sin leer...