¿Los cómics corren el riesgo de desaparecer? Crónica del auge y decadencia de la industria

Los cómics de superhéroes nacieron hacia finales de los 30 en los Estados Unidos y rápidamente se transformaron en un éxito en ventas. Los niños y adolescentes pasaron a tener un nuevo elemento de entretenimiento además de la radio, música, juguetes y literatura.

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Esto, sumado a una serie de eventos históricos que rasgaron las entrañas del país del norte como la Segunda Guerra Mundial (o WWII, por sus siglas en inglés), lograron que las ventas se disparan a cifras descomunales. Para tener una referencia de lo que estamos hablando, un simple número regular de Superman vendía por encima del millón y medio de copias, y Captain America, en pleno desarrollo de la WWII, 2 millones.

Imagen DC Comics

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Esos números nunca volverían a repetirse a excepción de ediciones especiales tales como “la muerte de”, “el inicio de” o “el casamiento de”. Desde aquel entonces las ventas fueron en descenso. En 1966 lo más vendido era Batman con un promedio de 890.000 copias. Para 1969, Superman con 500.000 copias.

Los 70 fueron terribles para la industria de los cómics, a tal punto que DC debió recortar un 30% de sus tiras y Marvel estuvo a pocos metros de la quiebra, apenas salvándose gracias a las publicaciones de los cómics de Star Wars. Ambas intentaron estrategias que fracasaron: mientras que Marvel había lanzado un sinfín de números a bajo precio, DC intentó con menos números y más calidad, y páginas a mayor precio.

Párrafo aparte, cabe destacar que entre los 50 y 70 la industria sufrió una serie de eventos que debió afrontar, tales como la censura y las peleas con las distribuidoras, quienes exigían mayor porcentaje en las ganancias. De todas maneras, la disminución del interés en los cómics fue notable.

Imagen Marvel

Algunos números más para considerar: En 1987, Fantastic Four vendía unas 150.000 copias. En 2009, Spider-Man vendía a un promedio de 70.000 copias. En la actualidad, un comic vende entre 20.000 y 80.000 copias como mucho.

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La única excepción fueron parte de los 90 en donde una serie de historias especiales (lo que los norteamericanos llaman “hype”) de Superman, Batman, X-Men y Spider-Man tuvieron enorme éxito en ventas. A pesar de eso, una serie de malas movidas económicas llevaron a Marvel a la quiebra (ya había estado cerca en los 70).

Ya tenemos los síntomas: pocas ventas de cómics. No estamos muy seguros del diagnóstico: ¿es que a los jóvenes ya no les interesa? De lo que estamos seguros es que, a este paso, la enfermedad los matará en breve.

Imagen Marvel Comics

Ahora vamos al análisis agudo: ¿por qué aún sobreviven y qué nos permite considerar que seguirán sobreviviendo?

Para responder estas preguntas debemos estudiar el fenómeno de los cómics de una manera similar al de la música.

La música antes era muy simple: pagabas por ver al artista, escuchabas la radio o comprabas un disco. Con los años surgieron nuevas tecnologías como los cassettes y las grabadoras, las cuales generaron temor en la industria, y posteriormente Internet y la música en bits revolucionó todo lo que hasta ese entonces era simple. Los músicos y —sobre todo— las corporaciones se horrorizaron, pero pronto todos se adaptaron y comenzaron a convivir en paz. De hecho, gracias a las nuevas tecnologías los músicos están vendiendo mucho más que antes ya que abarcan un amplio abanico de plataformas (ventas online, CDs, DVDs, recitales, PPV, etc.) y sitios como YouTube les dan la posibilidad de darse a conocer a todo el mundo prácticamente gratis. Hoy un artista no necesita de un discográfica gigante que negocie con radios para que emitan su música.

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En una situación similar se encuentran los cómics. Es cierto que tienen que lidiar con la piratería (es muy fácil conseguir descargas en formato CBR o PDF por Internet), pero la tecnología les permite ampliar el espectro de llegada.

Imagen Disney

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De hecho, en la actualidad DC y Marvel no viven de los cómics (a pesar de los costosos números ya que por ejemplo, si eres seguidor de Marvel, en 2010 debías gastar unos 250 dólares al año) sino de sus licencias. Juegos, juguetes, cine, televisión y una inagotable lista de productos con el sello Marvel son los que verdaderamente dan ganancias. Para tener una referencia, en 2007 (con lo cual dejamos afuera las ganancias de cine de los últimos 10 años) el 64% de las ganancias de Marvel provenían de licencias, y el 29% de juguetes contra el 24% de las publicaciones.

Sabemos que las ventas de los cómics en papel son casi irrisorias, pero las preguntas y respuestas son simples: ¿podemos imaginarnos el éxito del resto de los productos sin la existencia de los cómics? ¿Cómo sería un “Batman” al cual nunca hubiésemos visto en papel y fuese presentado a partir de una serie de televisión? ¿Sería lo mismo? Probablemente no, porque, si bien la televisión (sumado a DVDs, PPVs, etc.) y el cine recaudan más, el cómic permite presentar de una forma mucho más amplia y creativa a un personaje y casi en forma ilimitada, mientras que los recursos en otros medios son escasos. Incluso no importa que dé pérdidas ya que se recupera con el resto de los negocios.

Entonces, es cierto que probablemente veamos la desaparición del cómic en papel en breve, pero seguirá en formato digital (como ya lo está haciendo) y continuará siendo la batería de alimentación para el resto de la industria en sus variados formatos.

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¿Qué futuro crees que le espera a la industria del cómic?