El doujinshi es, para quienes no están muy familiarizados con este término japonés, todo aquel manga creado por aficionados y que principalmente se basa en personajes ya famosos. A diferencia del fanart, el doujinshi cuenta en muchas ocasiones con largas series al nivel de cualquier manga oficial, e incluso pueden comercializarse sin ningún tipo de reparo.
¿Las nuevas leyes japonesas acabarán con el doujinshi?

Obviamente, eso sería imposible en cualquier otro país por el propio amparo del derecho de autor, y es precisamente por motivos de copyright que esta práctica podría desaparecer.
Estos fanzines y pequeñas creaciones se basan en muchos casos en la mezcla del fanfiction y el fanart, obras que por su propia naturaleza utilizan creaciones ajenas y que incluso los creadores de la historia y personajes en muchas ocasiones han aclamado.
De hecho, Japón es uno de los países que más afinidad tiene al famoso “hacer la vista gorda”, dado que muchos de los artistas que hoy gozan de fama y renombre internacional, tuvieron sus orígenes en el doujinshi, donde, atrayendo al público con historias de sus personajes favoritos, logran hacerse un lugar en el mundo del manga y a su vez muestran sus habilidades para el dibujo o el guión.
Trans-Pacific Partnership: ¿la muerte del doujinshi?
Hoy en día, las leyes de copyright en Japón proponen que las acciones legales se inicien únicamente cuando la víctima realiza una denuncia formal. Algo que obviamente facilita a quienes trabajan con piezas ajenas la publicación de sus nuevas obras, siempre y cuando se entienda que es un doujinshi y no una obra oficial.
Sin embargo, este tratado llamado Trans-Pacific Partnership ( Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica) involucra 12 países, en los cuales las leyes de copyright son bastante diferentes, y mucho menos permisivas.
Con esta ley en vigencia, cualquier persona podría iniciar las acciones legales con su denuncia incluso aunque nada tenga que ver con los implicados... situación que se presta para el entorpecimiento laboral, cosa que aflora con las rivalidades entre artistas, editoriales o corporaciones.
¿Te imaginas poder denunciar un artista que te cae mal, alegando derechos de autor?
En esta era de Internet y con el comportamiento que muchos usuarios demuestran en redes sociales o foros, es un gran peligro con el que tampoco será tan sencillo lidiar.
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El panorama para los trabajos de fanáticos parece bastante oscuro gracias a esta nueva propuesta, algo que si bien tiene una lógica sencilla de entender, cambiaría para siempre la forma de producción y promoción de gran parte del arte japonés.









