Tristemente Colombia es el país que presenta más agresiones con agentes químicos hacia mujeres a nivel mundial, un grave delito que afecta no solo la vida de la víctima, sino de toda su familia.
Reconstruyendo Rostros: una cicatriz no te hace menos bella

Gina Potes fue la primera víctima de este tipo de ataques en 1996 y debido a su experiencia decidió crear la Fundación Reconstruyendo Rostros para prestar apoyo en la recuperación física y psicológica de las sobrevivientes a este ataque.
iMujer asistió al lanzamiento de esta Fundación, que nos hace percatar de la problemática, donde en el 80 por ciento de los casos, las víctimas son mujeres.
¿Cómo nació la Fundación Reconstruyendo Rostros?
Gina Potes vivió en carne propia esta pesadilla y después de 26 cirugías reconstructivas, vio horrorizada como su caso no fue judicializado; a lo largo de 16 años se ha ido encontrando con situaciones donde se repetía esta triste tendencia, por lo que decidió crear una fundación para el apoyo a estas víctimas.
Su primer paso fue acudir a los medios de comunicación, donde logró impulsar que se radicara un proyecto de ley que buscaba endurecer las penas y solicitar apoyo integral por parte del Estado; esta iniciativa la ha hecho blanco de constantes amenazas. ( ¿Qué puedes hacer si tu pareja te maltrata?)
Con obstinación siguió en su lucha y fue encontrando otras mujeres víctimas también de este crimen, con las cuales compartió lágrimas y desesperanzas, pero también la determinación de apoyarse, crecer juntas y a pesar de que manos criminales “intentaron cortar sus alas aún pueden volar”, como dice una de las sobrevivientes de la fundación.
Anteriormente llamada “ Asociación Rostros sin ácido” fundada en octubre de 2012, hoy renueva su imagen y adquiere una razón social más amplia y con objetivos de mayor alcance, que ha logrado detectar a 50 víctimas.
La ayuda del ángel
El director científico de la Fundación es el doctor Alan González, uno de los especialistas en cirugía plástica con mayor reconocimiento, no solo a nivel nacional, sino también latinoamericano, y que se ha convertido en el “ángel” de las mujeres que han sufrido este tipo de agresiones, pues más allá de reconstruirles sus rostros, les ayuda a reconstruir sus vidas.

Normalmente se estigmatiza las cirugías estéticas como algo frívolo pero según el doctor Alan Gonzalez, “l as cirugías plásticas no son las cirugías del vanidoso, son las cirugías de la vida". En su trayectoria se cuentan más de 32 procedimientos con estas damas y que tiene en planeados otros 15 para 3 mujeres, afectadas también.
Esto demuestra que “La suma de voluntades hace realidades”, como dice el doctor Alan González, y que hay que tomar el ejemplo de todas esas guerreras que a pesar de las adversidades y de la realidad tan dura que les ha tocado vivir, siguen adelante luchando por ellas y sus seres amados.
Algunos hechos de los ataques con ácido
En los ataques con ácido el tejido que tiene gran cantidad de proteínas se va desnaturalizando, es decir, se va derritiendo y la profundidad de esta agresión no solo se queda en la piel, sino que afecta también la grasa, el músculo y en ocasiones puede llegar hasta el hueso.

De ahí que estos ataques no deberían ser considerados como simples lesiones personales, pues esto hace que las penas sean de máximo de 16 años.
La iniciativa que Gina quiere que el Congreso de la República de Colombia impulse, es que la nueva legislación tipifique este delito como tentativa de homicidio, que acarrearía una pena de hasta 30 años endureciendo el castigo por estos delitos.
Porque lo cierto hasta ahora es que de 104 casos denunciados tan solo 4 llevan un proceso penal abierto, cifra que es realmente preocupante, más cuando se tiene en cuenta que las víctimas, debido a las escasas garantías que ofrece la justicia en Colombia, quedan desprotegidas ante sus agresores que siguen acosándolas y amenazándolas.
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Otro gran problema con el que se enfrentan las mujeres víctimas de estos ataques es que el sistema de salud colombiano no está preparado para la atención y recuperación integral, pues las EPS no consideran muchos de los tratamientos de la operación y postoperatorios, dentro de sus planes, por lo que en la mayoría de los casos deben recurrir a tutelas.
Otro tipo de discriminación se da en el ámbito laboral, ya que la mayoría de empleadores se encuentra renuente a contratar a una persona que va a necesitar de un promedio de 20 cirugías con sus respectivos tiempos de recuperación.
“Cuando tocan a una mujer nos están tocando a todos”, afirma Gina, razón por la que llama a todos a unirnos alrededor de estas mujeres y la Fundación Reconstruyendo Rostros para que nunca se sientan solas y que sientan “la alegría de poder seguir vivas, más allá de una cicatriz”.








