La vida no es un camino recto y predecible en el que todo está perfectamente conjugado. Más bien es una serie de eventos (inesperados en muchos casos) que definen hacia dónde vamos y en qué nos convertimos como personas. Cada cosa importante que nos sucede tiene un efecto en nosotros. Algunas tienen más relevancia que otras y tienen tanto impacto que podríamos decir que nos transforman literalmente.
¿Por qué estos 7 momentos cambian tu vida?

Los siguientes son algunos de los momentos en que nuestra vida da un giro significativo.
1. El primer beso

La edad exacta en que esto ocurre no hace una gran diferencia. La realidad es que el primer beso abre una ventana que no vas a cerrar en el futuro. Este es el verdadero comienzo de tu vida amorosa, una especie de iniciación romántica. Si eres un adolescente, todo lo que tu mente puede procesar es relacionado con esto. No se olvida ni a quién se lo diste, ni las mariposas qué sentiste en el estómago, ni cuánto duró.
2. La primera vez que te rompen el corazón

Cuando ese primer amor te dejó, sentiste un dolor inmenso. Pero de cierta forma te preparó para los amores que vinieron después. Probablemente, no fue ni va a ser el último amor perdido en tu vida, pero el corazón siempre encuentra la forma de recuperarse y amar de nuevo siendo más fuerte.
3. Cuando te graduaste

Los años de diversión en la universidad se terminaron este día y fue el momento en que te diste cuenta que tu vida de adulto comenzaba. En los meses siguientes tus intereses cambiaron drásticamente. El mundo en el que viviste por años se desvaneció. En vez de vivir con tus padres o amigos, llegó la hora de buscar tu propio hogar. Tus metas pasaron de ser aprobar los cursos, a buscar un empleo a tiempo completo que te permita hacer carrera y pagar la deuda de los estudios.
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4. Tu primer trabajo a tiempo completo

De seguro esta experiencia te causó más de un dolor de cabeza, pero más que un problema fue un verdadero logro. Este empleo estaba totalmente fuera de la liga de todos los que habías hecho antes de graduarte. Tus nuevos jefes esperaban de ti un profesionalismo total. Tuviste que enfocarte y dar lo mejor para demostrar tus credenciales, al tiempo que aprendías un mundo de información nueva. Sin duda fue el primer paso para convertirte en el profesional que eres hoy.
5. Cuando te mudaste de ciudad

Irse a otra ciudad parece sencillo, pero no lo es en muchos casos. Viniendo de un pueblo pequeño, tuviste que adaptarte al ajetreo de las calles, el ruido, y el tráfico. Si te sucedió a la inversa, entonces renunciaste a las opciones de entretenimiento que te brindaba la gran ciudad donde vivías para adaptarte a la vida más lenta y simple de una ciudad pequeña. En cualquier caso, tuviste que hacer amigos nuevos y aprender las costumbres del lugar.
6. Cuando cambiaste de país
Si te mudaste de país, el cambio fue aún más drástico. La diferencia en la cultura, las leyes, y hasta el clima de cierta forma te hicieron un ciudadano de otro lugar, además de aprender a vivir lejos de las personas que formaron parte de tu vida hasta ese momento.
7. Cuando llegó tu primer hijo

Dicen que cuando se tiene un hijo nunca más se duerme igual. Lo cierto es que tus prioridades cambian para siempre. Dejas de ser la persona más importante para ti mismo. Te convertiste en pulpo para poder manejar el bebé, la estufa, y el teléfono al mismo tiempo y te adaptaste a rendir en el trabajo a pesar de un sueño devastador. Aprendiste lo que es tener a un ser dependiendo de ti en casi todos los aspectos, lo que te hizo valorar mucho más lo que tus padres hicieron por ti. Y por supuesto, sus manitas abrazando tu espalda se convirtieron en el mayor premio del mundo.
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