Una vez más, los desarrolladores independientes han dejado en evidencia las flaquezas de los juegos de alto rénder gráfico. Haciendo uso de una interfaz sencilla, que nos recuerda al Pac Man o los primeros RPG de Game Boy, han logrado crear Mónaco: what's yours is mine, un juego altamente adictivo, entretenido, ingenioso y estético. ¿Por qué?
Monaco: una experiencia en Top View

Dinámica y jugabilidad: “lo que es tuyo, es de todos”
Monaco es un juego con interfaz de Top-down View, es decir que veremos a los personajes desde arriba, como si se tratara de los primeros GTA o el Pokémon (también se los conoce como "vista de águila"). Nuestro objetivo es cumplir las diferentes misiones y robar todos los tesoros posibles. El juego puede jugarse de a uno o cooperativamente, en lo personal, considero que la opción solitaria es aburrida y no le saca el máximo potencial. Monaco fue concebido PARA el modo de varios jugadores, ya sea en tu mismo salón o a través de internet.


La piedra fundamental en todo juego de éste tipo es la jugabilidad. Cuando el desarrollo gráfico está fuera del alcance del programador se apunta a enfatizar aquellos elementos que hacen al juego una experiencia fascinante.
En el caso de Monaco, el fuerte radica en la cooperación multiplayer y el ingenio de laberinto donde para lograr el éxito es importante saber combinar las habilidades de cada uno de los cuatro personajes (hay 8 para elegir). Podemos utilizar al hacker para desactivar sistemas de seguridad, al topo para cavar y atravesar paredes y la pelirroja para seducir guardias hostiles.

La buena articulación de todos estos elementos nos permite alcanzar nuestro objetivo: robar los tesoros y huir sin ser atrapados. Lo que puede comenzar como una tarea sencilla termina complicándose (y mucho) a medida que avanzamos los 30 niveles que presenta el juego. No obstante, la curva de aprendizaje está hecha a medida del gamer promedio por lo que no requiere demasiada habilidad con los botones sino que exige más estrategia y planificación.
Estética indie
Como ya mencionamos anteriormente, la estética del juego no se basa en gráficos de avanzada, por el contrario, el arte se apoya en elementos pixelados y una estética de arcade al estilo Pac Man. No es necesario poseer súper gráficos de última generación para hacer un juego visualmente agradable.
En el caso de Monaco, los colores cálidos y los matices de iluminación generan una textura estimulante al ojo, así como las animaciones y diálogos hacen que nos olvidemos de titanes de la animación como Assasains Creed.
Monaco es un gran juego, sencillo, ingenioso y divertido. Puedes pasar horas en compañía de otros jugadores intentando solucionar cada uno de los 30 desafíos o puedes embarcarte en una experiencia uni-personal. De cualquier manera, juegos como éste son importantes ya que afirman que la creatividad y el ingenio siempre están un paso por delante de los motores gráficos más sofisticados. Planteada la polémica, ¿tú qué opinas?






