La reina Isabel le cambió el nombre a una de sus nietas y todo por cumplir una tradición

La corte real puede parecer muy excéntrica o irracional con sus estrictos protocolos y hay que agregar una nueva curiosidad a la lista: la reina puede elegir y hasta prohibir los nombres que llevarán los miembros de la familia.

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Y esta extraña situación ya pasó con uno de sus nietos.

Desde que ascendió al trono, la reina Isabel II comenzó a tomar todas las decisiones en beneficio de la nación y al interior del palacio, en beneficio de la paz y armonía entre su familia.

Pero la polémica no iba a quedarse afuera: si bien ella eligió los nombres para sus descendientes Carlos, Ana, Andrés y Eduardo, uno esperaría que ellos nombraran a sus hijos como mejor les pareciera.

Pero no fue así en todos los casos.

Carlos y Diana eligieron los nombres de William y Harry, Ana y Mark Phillips se decidieron por Peter y Zara para nombrar a sus retoños.

Eduardo y Sofía optaron por llamar a sus hijos Louise y James, pero la situación fue diferente cuando Andrés y Sarah Ferguson revelaron los planes para la identidad de su primera hija.

Los duques de York, el príncipe Andrés y su entonces esposa Sarah Ferguson, se decidieron por el nombre de Annabel para bautizar a su primogénita y se llevaron una sorpresa cuando lo revelaron a la familia.

Sarah y Andrés estaban muy contentos con el nombre, pero tuvieron que esperar semanas para que fuera aprobado por la monarca, a quien no le pareció un nombre muy moderno y nada elegante.

Según medios británicos, la reina pensó que no era adecuado para su descendencia, por lo que prohibió su uso y en su lugar sugirió Beatriz, nombre de la hija más joven de la reina Victoria

La razón quizá tenga que ver también con seguir la muy obvia tradición de llevar el nombre de algún antepasado, en este caso de otra importante princesa inglesa.

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Además terminó llamándose Beatriz Isabel María y ese segundo nombre hace mucho sentido, ¿no?

La reina quería que una de sus descendientes, y en un casi imposible escenario una futura reina, llevara su mismo nombre.

¿Pero de eso a prohibirlo?

Nunca terminaremos de entender todo lo que impulsa a la reina a tomar decisiones por y para su familia.

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