Cada persona tiene una forma peculiar de salir de este mundo. Pero hay algunas que lo hacen a lo grande con toda la creatividad y la originalidad que se pueda imaginar.
Este joven siguió jugando póker con sus amigos incluso después de muerto... te contamos cómo


Este es el caso Henry Rosario Martínez, un joven puertorriqueño jugador de póker. Los dolientes de Rosario decidieron celebrar su velorio con el cuerpo embalsamado y sentado en la mesa de póker, como le corresponde a un jugador.
Los funerales diferentes se han convertido en una tendencia en la isla durante los últimos años y a cada rato nos sorprende la noticia de un difunto dejando este mundo de una manera llamativa. Hace algún tiempo, por ejemplo, se vió el caso de un funeral donde el hombre fue embalsamado y sentado en un taxi en el asiento de conductor. También hubo un jovencito que fue velado de pie para que sus allegados pudieran tomarse una foto de cuerpo entero junto a él.
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Henry Rosario #Martinez embalmed and propped up at the table for game of cards https://t.co/cg9Ihd5uGL #ZippedNews https://t.co/lRapvybtg3
— News in Summary (@news_in_summary) January 27, 2016
Los funerales son eventos importantes dentro de la cultura del país antillano. Son ocasión de reuniones multitudinarias. Cuando muere alguien relativamente conocido es probable que hasta el alcalde de la ciudad asista al velorio. Los asistentes a un velorio colocan un cartel en sus automóviles indicando que son parte de un funeral, por lo que reciben prioridad en la vía.
Cada pueblo tiene su forma particular de despedirse de los que se van. Así lo hemos visto a través de la historia desde las tumbas faraónicas en las pirámides pasando por los entierros de los vikingos en sus barcos, hasta las festividades de algunos pueblos africanos. En el caso de esta tendencia boricua, los velatorios evidencian el carácter alegre y fraternal del pueblo de la isla del encanto. Después de todo, la muerte es un proceso natural y nos llega a todos.
Los compañeros de mesa de Rosario tuvieron la oportunidad de echar una última partida con el difunto. Rosario era oriundo de Barceloneta y murió a los 31 años de edad.
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