Análisis de Hunted: The Demon’s Forge

Un juego que prometía bastante más de lo que realmente nos ha ofrecido. Hunted: The Demon’s Forge está disponible para todas las plataformas, lo que podría haber anunciado que iba a volverse un juego de referencia, pero no creo que esto suceda.

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Un juego oscuro y en el que los escenarios juegan un papel tan importante como los personajes. El motor Unreal Engine 3 fue el elegido para el desarrollo. Sin embargo, no se aprovechó como se debía.

Una historia de golpes, garrotes y flechas. Mazmorras llenas de enemigos a los cuales apalear y destruir. Nuestros personajes un guerrero ( Caddoc) y una arquera (E’ Lara) dirigirán la acción durante toda la partida.

El videojuego cuenta con una historia que no tiene más objetivo que marcarnos el camino a seguir, sin ningún trasfondo ni conclusión crucial.

El juego peca por su bipolaridad. Por momentos nos muestra entornos increíblemente bien diseñados, mientras que luego nos lleva a escenarios donde el apartado artístico es deficiente.

También muestra la misma asimetría en cuanto a los personajes, los cuales parecen estar diseñados de forma excelente pero cuentan con limitada cantidad de movilidad y acciones.

Los enemigos se repiten y no existen combos. ¡Vamos! ¡Es un juego de batalla y no hay combos! Puedo perdonar muchas cosas pero no algo así.

Lo máximo que podemos combinar son las habilidades de los dos guerreros, ya que por sus diferentes características pueden salvarse mutuamente ante diferentes situaciones.

Imagen Bethesda

Un juego que entretiene varias veces más si se juega en modo multijugador. En modo individual puede aburrir rápidamente y cansar por su monotonía.

Encontrar habitaciones ocultas donde habrá tesoros, armas y orbes (para mejorar habilidades) hace que el juego tenga un poco más de dinamismo, pero no lo salva.

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Cuenta con unos mandos intuitivos para todas sus versiones y no busca complicarla con técnicas difíciles de usar. También existen hechizos que parecen haber sido colocados en el juego sin muchas ganas. Tres hechizos que se repiten para los dos personajes y que no emocionan ni molestan.

Para resumir, el juego ofrece 4 o 5 horas de diversión en las cuales destruiremos enemigos, correremos, nos esconderemos y no habrá mucho más que ver. Su bipolaridad es lo único que lo salva, pero está más cerca de ser un juego malo que de uno bueno.