Como podíamos prever viendo los adelantos de este episodio de Under the Dome, el conflicto central del mismo, que incluía un misil lanzado por el ejército para destruir la cúpula de Chester’s Mill pero con la probable consecuencia de que también aniquilaría al pueblo y todos sus habitantes, concluyó felizmente, con la cúpula resistiendo el impacto y todos a salvo.
Under the Dome: el apocalipsis [Crítica 1x05]

La anunciada salvación
Probablemente por el afán de espectacularidad, o por las visiones apocalípticas que están cada vez más de moda, o con la intención de sacudir fuertemente las emociones de los espectadores, los creadores decidieron en este quinto episodio de la primera temporada poner en marcha un conflicto que amenaza a la totalidad de la población, a la totalidad de los personajes que conocemos y a la razón de ser y premisa central de la serie, un exceso que parece innecesario y contraproducente.
No es que los conflictos más pequeños o puntuales hayan funcionado mejor (como lo demuestran cada uno de los mostrados en episodios anteriores: el incendio, el fugitivo y la epidemia) pero esperar que resulte intrigante o atrapante la amenaza de destrucción de todo lo que hace a la serie parece algo ingenuo.
Es difícil que durante este capítulo alguien en la audiencia se haya sentido, ni siquiera por un momento, preocupado por el destino de la cúpula o por lo que sucedería con el pueblo o la supervivencia de los habitantes de Chester’s Mill, como intentaron hacernos creer.

Es difícil, también, acompañar el sentimiento de profundo dramatismo que mostraban los personajes y que incluso se trató de inducir mediante música melancólica, sutiles despedidas, confesiones, miradas, abrazos y luz tenue.
A lo sumo, tal vez, uno podía llegar a pensar que quizás algo sorprendente podría pasar con la cúpula, al recibir el impacto de un misil, o que alguna pequeña tragedia ocurriera, la muerte de un personaje muy secundario quizás (como ya ha sucedido sin justificación alguna en los pasados capítulos), pero toda la puesta en acción apocalíptica resulta exagerada.
La historia avanza
El gran problema que tiene la primera temporada de Under the Dome hasta el momento es precisamente en estos conflictos que surgen, llegan a su punto crítico y concluyen, todo en el correr de un único episodio.
Todo parece demasiado repentino e injustificado y las cosas se suceden con una prisa antinatural, que no favorece que uno llegue a profundizar y preocuparse por la situación. Y estos conflictos, al mismo tiempo que resultan insatisfactorios por la rapidez con que llegan, se desarrollan y se resuelven, también desvían la atención de lo verdaderamente importante: que están atrapados en la cúpula y aislados del mundo exterior, cosa que generalmente parece olvidada o lejana.

Hay algo que se puede destacar, de todas maneras, de estos conflictos que aparecen y desaparecen en cada episodio y es que contribuyen al menos en algo, y a veces de manera muy rebuscada, a la historia que se desarrolla a lo largo de la temporada.
El incendio aportó, supongamos, el valor heroico de Linda ( Natalie Martinez) y la creciente maldad de Big Jim ( Dean Norris). La instancia del policía fugitivo ayudó a que Barbie ( Mike Vogel) fuera ganando respeto en la ciudad. La epidemia terminó por convertir a Junior ( Alexander Koch) en policía.
En este caso, la inminente destrucción de la ciudad nos dio la historia del pasado de Barbie, su reconciliación con Julia ( Rachelle Lefevre) -que además salieron con una relación aún más estrecha luego de una especie de despedida de parte del esposo de ella-, un avance también entre Joe ( Colin Ford) y Norrie ( Mackenzie Lintz) y la muerte, a manos de Big Jim, del Reverendo Coggins ( Ned Bellamy).

La muerte del reverendo, además de ser uno de los mejores momentos del episodio, fue también un alivio, ya que este personaje nunca tuvo ningún sentido. Como contrapartida, Junior tampoco tiene ningún sentido y va ganando cada vez más protagonismo. Ahora, volvió a atrapar a Angie ( Britt Robertson) luego de que Big Jim la liberara.
Es una estructura no muy atractiva, la de hacer avanzar la historia con eventos casuales, injustificados, excesivos o ridículo, pero al menos, hay una trama en desarrollo.
Puntaje: 6.







