Con su capítulo 12, The Choice, finalizó Homeland. Lamentablemente, esta season finale no estuvo a la altura de la primera temporada (la excelente Marine One) ni estuvo a la altura de las mejores entregas de esta segunda.
Un final previsible para Homeland [Crítica 2x12]

Si en el capítulo anterior se cerraba el arco argumental que se construyó desde el año pasado sin dejar cabos sueltos, esta emisión se percibió como una prolongación mal ejecutada de la historia. Tal vez el éxito de Homeland y la confirmación de la tercer temporada conspiró en su contra al alargar una trama que solo mantenía interés durante dos temporadas.
La cabaña
The Choice está dividida en dos partes. Durante los primeros treinta minutos la cámara se posa en Carrie ( Claire Danes) y Brody ( Damian Lewis). El director Michael Cuesta elije la célebre cabaña de The Weekend como ambientación para que esta improbable pareja cure sus heridas de guerra y tengan la oportunidad de formar una relación.
Este entorno intimista permite que Carrie se abra emocionalmente como nunca lo ha hecho ante un hombre y cuente algunos detalles de su pasado, como fue crecer con una madre ausente y un padre enfermo. Brody, por su lado, finalmente opta por formar una vida apasible al lado de la agente. Incluso le encarga a Mike que proteja a su familia, reconociendo que nunca podrá llegar a ser el padre de familia que pretendía ser.

Pero esta vida soñada se oscurece por la vigilancia constante que Peter Quinn ( Rupert Friend) ejerce sobre ellos, buscando el instante óptimo para ejecutar a Brody siguiendo las órdenes de David Estes. Pero casi inexplicablemente, el soldado tiene una crisis moral y se rebela contra su jefe, llegándolo a amenazar de muerte si algo le ocurre a su ex objetivo.
Con esta extraña decisión se puede ver el primer “truco” de los guionistas, guardar a un personaje con potencial para la tercera temporada. Lamentablemente este giro poco creíble será el primer timbrazo de una alarma que sonará repetidamente sobre los 30 minutos restantes.
La bomba
Mientras tanto, en la CIA se está preparando el funeral del vicepresidente. Diversas excusas surgen algo espontáneamente para que que los personajes más importantes están convenientemente alejados del lugar.
La familia Brody no asistirá para evitar cruzarse con Nicholas y su nueva pareja. O sea, Jess y los niños están a salvo hasta el año que viene. Por su parte, Saul ( Mandy Patinkin) está supervisando la exhumación del cuerpo de Abu Nazir en el mar. El agente secreto también queda lejos del peligro.
En medio de la ceremonia, Carrie y Brody se ocultan en una apartada oficina para consumar su amor. En ese momento, sin sorpresas, explota un coche bomba. El auto de Brody, para ser más precisos. El despreciable David Estes (David Harewood) pierde la vida, junto a la familia Walden y a otras 200 personas.
En ese momento se desatan algunas escenas bien ejecutadas. Carrie ayuda a Brodie a huir hacia la frontera, ya que su anterior mensaje suicida fue difundido por un nuevo jefe terrorista de turbante. Y Saul se convierte en el nuevo jefe de la agencia.

Lamentablemente, la tensión (marca registrada de la serie) está ausente por la previsibilidad de los hechos, y la relación de Brody y Carrie no parece verosímil. Que la desconfiada agente se entregue sin más al hombre que la llevó casi hasta el suicidio, no resulta creíble. Menos creíble aún es la sorpresiva reconversión del ex marine. Pero, como dice Saul en el teaser "Siempre será el terrorista que se puso un chaleco suicida".
Solo queda esperar hasta el año que viene para que Homeland demuestre que puede llegar a ser una de las mejores series de la década y tener el final que se merece.




