The Walking Dead: Rick en calzoncillos, Eugene el cobarde y Daryl el bruto, lo mejor del episodio

«Time for After» (8x07), el penúltimo episodio antes del final de mitad de temporada de The Walking Dead dejó varias interrogantes en torno al plan de Rick para acabar con Negan y los saviors. De hecho, todo parece haber quedado al borde del fracaso. ¿Qué pasó con Daryl y Tara? ¿Eugene sigue luchando por volverse el personaje más odioso de la serie? ¿Rick es un gladiador en calzoncillos con mucha confianza en su estrategia? Repasemos los mejores momentos del episodio para resolver estas incógnitas.

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Eugene Porter, ¿por qué eres tan fastidioso?

Luego de varios episodios, la serie volvió a centrarse en Eugene Porter. El personaje ha generado en los espectadores una amplia gama de sentimientos y reacciones. En sus primeras apariciones parecía ser la verdadera salvación para el apocalipsis zombi, y, aunque lo miramos de reojo, nada nos hacía suponer que se trataba de un farsante. Hasta que se lo confesó a Abraham. El desengaño dio lugar a cierta pena por un cobarde que al final del día solo buscaba una forma de sobrevivir y mantenerse a salvo aunque eso implicase urdir una mentira sostenida con un discurso inaccesible apropiado para ello.

Sin embargo, aún había más por conocer sobre Eugene: era capaz de traicionar a los suyos, a sus amigos, o compañeros de ruta como él prefiere llamarlos, y someterse a la voluntad de Negan, y convertirse en un savior.

Nunca hubo lugar para sospechar que Eugene se concibiera a sí mismo como un caballo de Troya para buscar una forma de derrumbar El santuario desde adentro. El lugar preponderante entre los saviors y el reconocimiento teñido de amenazas de Negan lo han mantenido en su lugar con un claro propósito: dar lo mejor de sí para sobrevivir entre sus nuevos compañeros; aunque también ha mostrado una razonable humanidad para con sus viejos camaradas, a quienes ha tendido una mano, les ofreció algunas palabras para que atravesaran su situación de prisioneros de la mejor manera posible dadas las circunstancias o bien les propició una forma de acabar con su martirio (léase Sasha).

Entre sus viejos compañeros, ha sido el padre Gabriel quien ha hecho dudar más a Eugene de sus motivos para actuar como lo hace, y gran parte del episodio ha tenido que ver con este autocuestionamiento, lo que presumiblemente tenga un impacto inmediato en la serie. En la primera escena con Gabriel, convaleciente en su cama, iluminado por una luz mortecina que entra por una ventana alta, el sacerdote siembra la duda en Eugene, de quien espera que haga lo correcto y que actúe en consecuencia cuando llegue el momento. Durante el resto del episodio somos testigos del tormento que siente Eugene, quien sufre de insomnio y pretende contrarrestarlo con la medida justa de alcohol, tal y como le dice a Tanya, una de las esposas de Negan, quien le recuerda que él pudo haberlas ayudado a cambiar las cosas si hubiera aceptado envenenar a Negan, en la pasada temporada, «pero pensaste en ti».

El punto de quiebre en este cuestionamiento tiene lugar cuando Negan quiere darle la mano a Eugene, pero este cree que su líder en realidad pretende que le bese la mano, un acto de sumisión que Negan rechaza, porque su intención al darle un apretón de manos es, precisamente, realizar un gesto de reconocimiento y respeto, del que pocos son dignos.

Claro que este reconocimiento no está exento de cierta amenaza, y Eugene lo sabe. Y por estas dos cosas es que no le importa que Dwight lo amenace cuando está por lanzar el dron para alejar a los caminantes de las puertas de El santuario. El hecho de que haya grabado la discusión que tuvieron al respecto no deja de ser un detalle interesante, que quizá defina el futuro de Dwight.

¿Seguirá Eugene siendo esa persona mezquina que no sabe qué es lo correcto, salvo hacer lo necesario para sobrevivir? Quizá Eugene se redima en el futuro, quizá no, pero aunque no lo pretenda es casi seguro que tendrá un rol significativo en el desenlace de este enfrentamiento entre Rick y Negan.

Hola, Winslow II

En otro orden de cosas, Rick consiguió lo que buscaba: el apoyo de Jadis y los carroñeros. Claro que argumentalmente es una de las cosas más flojas que hemos visto en la presente temporada. Rick fue allí arriesgando su vida de una manera estúpida, aunque quiso convencer a todo el mundo que lo hacía siguiendo un plan. Dicho plan no existía, está claro. Solo era necesario ponerse en peligro, combatir en ropa interior a una segunda versión de Winslow, un caminante con armadura de pinchos, a quien usó como arma (de la forma más absurda) para deshacerse de sus captores, someter a Jadis y lograr finalmente su apoyo.

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Quizá lo más divertido de todo esto es que Jadis volvió a regatear el motín de guerra, que incluía a Rick en cueros como modelo para una escultura. Brillante.

Entre fieles e ineptos

Otro de los puntos destacados del episodio: Daryl y Tara lograron arremeter contra El santuario con un camión en marcha, haciendo uso de una roca sobre el acelerador para impulsarlo hacia el edificio. Original. El plan es tan simple como cabe esperar de Daryl, quien jamás ha sido un estratega; de lo contrario, la serie habría acabado bastante antes o al menos el rol de Daryl en ella. Aunque debemos ser justos: Tara lo secundó, e históricamente ella ha tomado más de una decisión cuestionable.

No bastó con que Rosita mencionara que en el pasado no haber esperado el momento justo terminó mal para ella, pero peor para Sasha. Tampoco que Michonne se diera cuenta de que es necesario esperar y que no puede seguir adelante con lo que ella «empezó». Es decir, Rosita y Michonne dejaron claro que son fieles a Rick y su plan, mientras que Daryl y Tara seguramente han propiciado una situación más adversa de lo que imaginaban.

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Si no, basta mirar la cara de Rick al final del episodio. ¿Qué te pareció el capítulo? ¿Qué papel jugará Eugene al final?