The Crazy Ones: La anarquía de los números [Crítica 1x14]

A tan sólo dos capítulos para la Season Finale y un futuro incierto, The Crazy Ones volvió en una semana de grandes ausentes. 

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Y aunque volvimos con el tema de Sydney ( Sarah Michelle Gellar) solterona, debo admitir que el episodio realmente me divirtió y disfruté verlo.

Si no se mide, no cuenta

Hay una realidad que todos los que estamos metidos en el mundo de Internet vivimos a diario y que podemos resumir en: Si no mide, no cuenta.

La creatividad, probar cosas nuevas simplemente para ver si funcionan, la libertad del ir y venir de Internet... es algo que ha sido opacado, ahogado y casi superado por la necesidad de medir absolutamente todo y traducirlo en largos informes con números. Estamos paso a paso cuidando qué y cómo decirlo para que sea más visto, traiga más tráfico y nos posicione mejor.

Justamente de esto trató el episodio número 14; dando lugar al personaje del "analista de datos" ( John Eric Bentley) quién entra en una competencia feroz con Simon ( Robin Williams) en la búsqueda de demostrar quién es más útil e indispensable en la agencia.

Si bien tanto Simon como el analista son extremos exagerados, fue divertido ver cómo ambos trabajaban en sus ideas para hacer un anuncio sobre el producto "hielo". Cómo, en ese paralelismo de oficinas enfrentadas, nos encontramos con dos realidades que deben aprender a convivir en vez de ahogar una a la otra.

Cuando Zach ( James Wolk) y Andrew  ( Hamish Linklater) eligen la propuesta del analista, esto genera que Simon se replantee su posición y, en algún punto, se sienta desilusionado frente al obvio declive de lo creativo.

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En el fondo Simon es un romántico de su profesión y cree en las viejas técnicas de creación y producción de ideas, esto no es solo un golpe a su persona sino también a su forma de trabajar.

Por suerte todo termina bien y tras una noche en la cárcel, donde conoció a una artista plástico, supo combinar aquello que los números brindaban cómo su creatividad sin fin. 

Imagen CBS

Lo único que faltaba: un gato

Como dato extra y situación secundaria, nos encontramos una vez más centrándonos en Sydney y su incapacidad para conocer o tener pareja. 

El gran cliente de éste episodio es una fábrica de alimento enlatado para gatos y, para que los creativos estuviesen más unidos al producto, dejaron en la oficina a Mr Queen. Un gato regordete que se enamora perdidamente de Sydney y ella, al final, se enamora de él.

Situaciones como ellos teniendo una cita o ella contándole sucesos de su vida personal, me resultaron demasiado para el perfil del personaje, condenándola a ser una solterona sin vuelta atrás.

Pero, por primera vez en 14 entregas, me sorprendieron. Y Queen fue la conexión con su nuevo vecino, uno que no salió despavorido ante la catarata de adjetivos que Sydney escupió para presentarse. ¿Habrá que ponerle fichas a éste misterioso personaje ( Daniel Bess)?

Puntaje: 7/10. Un episodio mucho más entretenido de lo que veníamos viendo, ya muy cerca del final y sin saber bien cómo terminarán nuestros cinco creativos. La entrega número catorce plantea una situación divertida, real y con una resolución que todavía da muchas esperanzas al nuevo mundo 2.0.

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