La película de Shazam! fue la confirmación, después de Aquaman, de que un tono diferente, más divertido y liviano, era bienvenido y necesario para el Universo Extendido de DC (DCEU). Si es que todavía queda un universo extendido como tal.
La película de Shazam que no fue: oscura como The Dark Knight y con Dwayne Johnson como villano

Shazam! llegó para plantearle al DCEU la pregunta que el Joker en The Dark Knight —esa gran película pero con una influencia perjudicial— le hacía sádica y maliciosamente a sus víctimas, pero en este caso sin ningún sadismo ni malicia, honestamente: ¿Por qué tan serio?
Y fue elogiada por eso.
Pero antes tuvo que pasar mucho tiempo, y especialmente una serie de grandes decepciones taquilleras y fracasos críticos, para que fuera posible una adaptación de Shazam! como la que vimos.
El dinero taquillero y las malas decisiones

Las intenciones de hacer una película de Shazam!, un superhéroe icónico de DC y con una notable historia en los cómics — el Captain Marvel original—, ya estaba presente en estudios de Hollywood en la primera década de los 2000.
New Line Cinema, estudio subsidiario de Warner Bros, comenzó a trabajar en la película y contrató a varios guionistas que fueron trabajando en sucesivos borradores del guion.
La elección del director de la película evidenciaba las intenciones del estudio. Contrataron a Peter Segal, que antes había hecho, entre otras, Naked Gun 33 y 1/3, Tommy Boy, Anger Management, 50 First Dates, y en ese momento estaba ocupado dirigiendo Get Smart (la del Superagente 86 con Steve Carell). Comedias puras y duras.
El guionista John August, último responsable del guion de Shazam!, la definió como una comedia con mucha acción y se la vendió al estudio así: «como Big, pero con superpoderes».

Todo marchaba sobre ruedas, hasta que algunos eventos circunstanciales cambiaron los planes.
El primero: la huelga de guionistas de Hollywood de 2007-2008, que demoró el proyecto; el segundo: New Line Cinema dejó de existir y fue absorbido por Warner Bros: ahora había otros ejecutivos, de un estudio mucho más grande, supervisando el proyecto; y tercero, y fundamental: en el verano del 2008 Warner Bros estrenó dos blockbusters de gran presupuesto, Speed Racer y The Dark Knight.
El primero, una comedia de acción juvenil basada en el animé del mismo nombre y dirigida por los Wachowski, fue un espectacular fracaso de taquilla (costó $120 millones, recaudó menos de 95); The Dark Knight, como sabemos, fue un éxito arrollador (más de 1000 millones recaudados) y rápidamente considerada una de las mejores películas de superhéroes jamás realizadas.

Es sabido: los ejecutivos de Hollywood piensan de un modo diferente, de acuerdo a una lógica no comprensible por el resto de los mortales (y tiene que ver más con eso que arriba el Joker está incendiando).
Esos señores de traje, en las oficinas más lujosas de Warner Bros, mirando por la ventana con actitud reflexiva (así me los imagino yo), razonaron así: si The Dark Knight fue un éxito y Speed Racer un fracaso, hagamos otra igual a The Dark Knight y lo menos parecida posible a Speed Racer. ¿Una de cero? NO. Una que ya tengamos en marcha aunque no tenga nada que ver.
Hagamos de Shazam! una película seria, oscura, realista, concluyeron, ignorando mientras tanto otros éxitos cercanos como el de Iron Man (una historia de los orígenes cargada de humor y diversión que dio inicio a todo el MCU y estableció su tono) o el suyo propio de Harry Potter, que ya era una franquicia divertida y juvenil hecha y derecha y multimillonaria.
No había caso: querían una nueva The Dark Knight.
¿Cómo hacer oscura, seria y realista una película cuya premisa es tan absurda y disparatada como un adolescente que se convierte en superhéroe al exclamar una palabra mágica?

Los ejecutivos de Warner le dijeron al guionista que querían algo menos adolescente, más adulto, que hiciera a Billy Batson más grande y que le diera más protagonismo al villano Black Adam.
Según todos los rumores, Dwayne Johnson, que estaba colaborando con el director Peter Segal en Get Smart, iba a ser Black Adam. Al guionista y el director les gustaba la idea cuando la película iba a ser una comedia de acción, ¿pero ahora? ¿Era Dwayne Johnson el actor para un Black Adam realmente malo y desagradable, a tono con lo sombrío de la película?
Finalmente, el guionista John August entregó su borrador, tal como lo querían en Warner.
«Ya no era Big con superpoderes» se lamentó August, «era Black Adam vs Capitán Marvel, con una notoria incursión en terrenos oscuros y en tierras lúgubres como Nanda Parbat. No era la comedia de acción para la que me habían contratado».
A pesar de esto, el guion fue entregado a Warner Bros y dice el guionista que a un productor y al director les parecía que la película podía funcionar.
Sin embargo, en el proceso, alguien en Warner Bros presionó el botón rojo y el proyecto fue completamente cancelado. Rescatado, podría decirse, porque no se arruinó con una película absurdamente oscura.
El proyecto no volvería a revivir hasta muchos años después, para convertirse en la exitosa película que vimos ahora, fiel a las intenciones originales.
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