Al igual que sucede con la Princesa Leia, Han Solo o Darth Vader, Chewbacca es uno de los máximos íconos de Star Wars y de la ciencia ficción en sí, pero lo que diferencia a Chewie del resto es que logró establecerse como ícono siendo un personaje secundario y, aún más importante, que no tiene parlamento —inteligible— en ningún punto de la saga.
¡Hasta siempre, Chewbacca! Homenaje al alienígena más popular y peludo de la galaxia

La historia de Chewbacca es larga y rica en particularidades, junto a Anakin Skywalker, R2D2 y C3PO es el personaje que ha tenido más apariciones en la saga, siendo cinco las películas en las que podemos ver al Wookie peludo, transformándose así en uno de los únicos personajes en mantenerse durante las tres trilogías de Star Wars.
Un personaje importante desde antes de A New Hope

Originario de Kashyyyk, el mundo natal de los Wookies, Chewbacca, hijo de Attichitcuk, llegó a ser un importante general militar en su mundo, luchó durante el asedio droide de la Guerra de los Clones y defendió junto al Maestro Yoda y el ejército de la República su mundo natal durante la batalla de Kashyyyk. Además, fue quien ayudó a Yoda a escapar tras la ejecución de la Orden 66.
En los años siguientes, Chewie vio como su pueblo caía esclavizado por el Imperio, siendo utilizados como mano de obra en las minas de coaxium (el combustible que permite el viaje espacial), su rebeldía en contra del Imperio y sus intentos de liberar a otros esclavos lo llevaron a caer prisionero en el planeta Mimban, donde fue conocido como “la bestia” por los guardias imperiales.
Aquí, el destino lo llevó a conocer a Han Solo, algo que cambiaría la vida de ambos para siempre, uno dejando de ser esclavo y otro abandonando su puesto de soldado imperial para convertirse en los contrabandistas que todos conocemos.
Luego de la corrida de Kessel, la partida de Sabacc contra Lando Calrissian y el altercado con Dryden Vos —eventos que vimos en Solo: A Star Wars Story— Chewie y Han se dedicaron de lleno al contrabando, tomando trabajos para el gran gangster Jabba the Hutt, lo que a la larga los llevaría a Tatooine y a conocer a Obi-Wan Kenobi y Luke Skywalker, embarcándose en la gesta que todos conocemos y de la que aún hay más por conocer, no olvidemos que Chewie también es parte de Star Wars: The Rise of Skywalker.
Es imposible no adorar a esta bola de pelos —mezcla entre perro y Yeti— que habla un idioma extraño, lucha por el bien del universo y además, derrocha nobleza por todos lados. Pero más allá del guión de George Lucas, gran parte de la popularidad de Chewie se debe a la esencia que el actor Peter Mayhew logró dar al personaje.
Peter Mayhew y una historia peculiar

La historia de Peter Mayhew y Chewbacca es tan alentadora como la del personaje. Mayhew fue diagnosticado con gigantismo a temprana edad, por eso su impactante estatura de 2.21 m, pero además también sufría Síndrome de Marfan, un complicado trastorno genético que afecta a los tejidos del cuerpo.
Mayhew fue estudiante de Ingeniería y comenzó su vida laboral en ese rubro, aunque increíblemente se sentía más útil haciendo tareas de mantenimiento en un hospital.
Curiosamente, el hecho de estar en el hospital fue lo que cambió su vida para siempre. Luego de que un reportero publicara una fotografía suya en el diario local, fue contactado en 1977 para un rol en la producción fantástica Sinbad and the Eye of the Tiger.
Gracias a su participación en esa película, ese mismo año fue contratado por George Lucas para tomar el rol de Chewbacca en Star Wars: A New Hope, sin saber que ese papel lo llevaría a ser uno de los personajes más importantes de la ciencia ficción.
Desde entonces, Chewie se ha convertido en una figura tan icónica que trasciende los límites de Star Wars, no en vano, y como datos curiosos, el personaje ha llegado a aparecer en Los Simpsons y el gato original de Captain Marvel en los cómics, se llama Chewie en su honor.
¡Larga vida a Chewbacca!
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