Community es una sitcom muy poco tradicional, eso ya lo sabemos, y desde sus inicios ha tenido un enfoque de cierta forma revolucionario -o al menos novedoso- para presentar una comedia dividida en episodios de media hora.
El secreto de los títeres en Community [Crítica 4x09]

Esto se puede notar ya desde la propia escritura y estructura del show, donde se combinan elementos de comedia altamente elaborada, ingeniosa y que funciona en distintos niveles de profundidad (se puede no registrar una referencia al film My Dinner with Andre, pero aún así entretenerse con el show), con elementos que apelan a una cierta emotividad.
Pero también se puede notar en los varios intentos de cambiar el modo de contar la historia desde el formato mismo en el que es presentada: antes tuvimos a los personajes caracterizados como los de un videojuego, ocasionales apariciones de caricaturas de ellos, se ha apelado a elementos del cine de acción y del género documental para presentar la historia. Ahora, en Community 4x09, Intro to Felt Surrogacy, tenemos a los personajes en forma de títeres.
Terapia de títeres
En la mayorías de las sitcoms, a partir de su cuarta temporada -aproximadamente-, se suele observar que los recursos y las situaciones de comedia ya no son enteramente nuevas y, en cambio, se manejan dentro de un terreno seguro que es el que ya ha conseguido la serie en su desarrollo, pero para que estos sigan funcionando debe existir el suficiente interés en los demás elementos, los que corresponden a la historia y al desarrollo de los personajes.
En lo que va de la temporada 4 de Community este interés se ha mantenido con ciertos altibajos y los chistes no siempre resultaron de la mejor manera, pero en su intento por no apegarse al terreno seguro, Community se arriesga a elaborar ahora un episodio con los personajes como títeres, que además incluye líneas cantadas, y lo logra muy bien.
Al comienzo, vemos que nuestro grupo de Greendale se encuentra en su habitual sala de estudio pero en una situación muy incómoda en la que nadie habla y nadie se mira a los ojos. La aparición del decano Pelton ( Jim Rash) era más necesaria que nunca y, curiosamente, esta vez parece presentarse sin ninguna idea ridícula, sino más bien como la voz de la razón, diciéndole al grupo que no pueden seguir en esa situación y deben solucionar lo que sea que haya pasado.
Esa voz sensata y razonable del decano no va a durar por mucho tiempo ya que para solucionar el problema, y teniendo en cuenta que nadie quiere hablar de lo que pasó, propone la terapia de títeres. Este método consiste en que un títere, especialmente diseñado por el decano con la apariencia de cada uno de los estudiantes, diga lo que cada uno no se anima a decir. Abed ( Danny Pudi) comienza entonces a contarnos la historia de lo que sucedió.
Realidad y ficción
Los guionistas del show parecen tener muy presentes los inconvenientes propios de una sitcom que atraviesa su cuarta temporada: en el episodio anterior Abed confiesa que quiere dejar de filtrar todo a través de los programas de televisión que ve porque “van tres temporadas y media y es hora de que muestre algún crecimiento”.
Ahora, Abed y Troy ( Donald Glover) inventaron un juego llamado el “bingo del grupo de estudio” en el que van anotando en una hoja cada vez que otro de los estudiantes dice algo predecible y, al explicarlo, Abed sostiene que han sido amigos por cuatro años y que por lo tanto han caído en una zona de confort, en un patrón repetitivo, que este bingo intenta romper o hacer más interesante.
“¿Cómo nos volvimos tan predecibles?” se preguntan nuestros protagonistas e inmediatamente ingresa el decano a la sala de estudio guiando a un grupo de estudiantes nuevos a los que le explica lo que representan para Greendale estos 7 estudiantes. Casualmente, es lo mismo que representan para la audiencia, por lo que el diálogo entre lo que pertenece a la ficción en Community y lo que pertenece al mundo real se sigue manteniendo, ahora realzado por esta introspección o autoconciencia de la serie sobre sí misma que resurge en el episodio.
Saliendo de Greendale
Nuestros estudiantes entonces se embarcan en una aventura, considerando que el problema de que se hayan vuelto tan predecibles no son ellos mismos sino la universidad que los ha hecho así, al encasillarlos por ser un grupo “casualmente diverso”.
Para seguir con el diálogo entre lo ficticio y lo real, se podría decir que la postura de los guionistas aquí es quizás la de que la audiencia también encasilló a los personajes, esperando algo determinado de ellos y obligando a volverlos predecibles. Cabe preguntarse si lo predecible es algo malo o defectuoso, ya sea en una persona que forma parte de un grupo de estudios o en un personaje que hemos seguido por 4 temporadas.
En su aventura por el bosque, luego de un fallido viaje en globo aerostático, el grupo se encuentra con un misterioso hombre que vive en el bosque, interpretado por Jason Alexander. La mezcla entre lo ficticio y lo real continúa cuando ante la aparición de este personaje, Jeff ( Joel McHale) dice “y yo que pensé que mi pelo parecía falso”, en una alusión a la característica calva de Jason Alexander que ahora aparece con una cuidada cabellera.
Este hombre invita a todos con unas bayas psicotrópicas que desatan algunas alucinaciones en nuestros personajes, volviéndolos muy verborrágicos, a tal punto que todos terminan confesando un oscuro secreto. De todas maneras, en su viaje alucinatorio estaban demasiado absortos contando su propio secreto y nadie escuchó a los demás, por lo que fue todo un malentendido.
La terapia de títeres, sin embargo, obligó a Shirley ( Yvette Nicole Brown) a contar nuevamente su secreto, dejándola en una posición desfavorable frente a todos los demás. En este caso y como se podía esperar, fue Jeff el que intercedió para que todos volvieran a contar sus secretos y quedar a mano.
Es predecible que Jeff actúe de esa manera, es predecible también que Abed no haya contado ningún secreto y solo fingiera la incomodidad para acompañar a los demás. Es que a veces lo predecible trae buenos resultados.
Puntaje: 8/10. Entretenido, astuto y original, uno de los mejores episodios de toda la serie.





