Decisión complicada en Dexter [Crítica 8x08]

Cuando inviertes mucho tiempo en algo y te involucras en cuerpo y alma, lo más normal es que esperes una resolución final a la altura de las expectativas creadas. Eso es lo que me pasa con Dexter, me niego a pensar que, tal y como declararon los productores la semana pasada, el final pueda llegar a decepcionarme.

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Aunque conforme avanza la temporada mi fe ciega por la serie ha ido tambaleándose y corre el riesgo de desaparecer, a estas alturas solo puedo pedir que sepan acabar con un final digno, pues esta octava temporada está haciendo méritos para convertirse en una de las más flojas.

Decepciones

Hay varias razones que explican el extenuado decaimiento que está sufriendo la serie, no solo ahora, sino desde el catártico final de la cuarta temporada. Ocho temporadas son demasiadas, incluso para un personaje con el carisma y la presencia del que interpreta con brillantez Michael C.Hall. Alargar el chicle suele significar un deterioro en el producto, algo que hemos visto en series como Prison Break o Heroes.

Para tratar de ofrecer cosas nuevas al espectador, los guionistas han optado en esta temporada por eludir la línea argumental del villano de turno y, por ende, desarrollar la acción en base a una serie de tramas dispersas que correlacionen a todos los personajes.

El problema radica en que los diversos hilos argumentales están latentes del pulso dramático y la tensión frenética característica de la producción. La falta de antagonista ha restado cierto dinamismo; al no tener un enemigo claro al que enfrentarse, Dexter no tiene verdaderas amenazas y vive más plácidamente que nunca.

Imagen CBS

Amor irremediable

No todo son contras, ni mucho menos. El retorno de Hannah Mckay ( Yvonne Strahovski) ha sido todo un acierto, su sola presencia ha revolucionado el cotarro a base de bien, despertando recelos y pasiones a partes iguales. Dexter sigue sumamente enamorado de ella y le vemos sacar su lado más sentimental a lo largo del capítulo.

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La pasión encendida entre ambos se desata en los instantes finales, en los que Dexter elige a Hannah por delante de su hermana. Deb ( Jennifer Carpenter) insiste que quiere a Hannah fuera de sus vidas, pero Dexter hace caso omiso a sus peticiones y se acaba decantando por la rubia. Una decisión que traerá mucha cola en los próximos capítulos.

El esperado cara a cara entre Deb y Hannah es un tanto anti climático, básicamente por la entrometida presencia de Zach ( Sam Underwood) y el desapego con el que Dexter trata la situación.

Imagen CBS

Evolución de Deb

Los tempos del arco estructural narrativo de Deb en esta temporada no están siendo llevados adecuadamente, su personaje está constantemente cambiando de parecer sin seguir una lógica interna coherente. Hace unos capítulos pasó de tratar de asesinar a su hermano a ayudarle a acabar con el destripador de cerebros, y ahora parece que volverá al departamento policial de Miami en búsqueda de justicia.

No me malentiendan, los personajes bidimensionales son mi predilección, pero para darle un sentido global debe existir una coherencia en cada una de sus acciones y decisiones. Veremos qué papel juega Deb en esta recta final, sería interesante verla tras los pasos de su hermano, en un intento final y desesperado por hacer justicia y redimirse.

Giro tramposo

En lo que respecta a Zach Hamilton, ya expresé mi opinión en el review anterior. No cabe duda de que la premisa de Dexter ejerciendo de mentor era interesante, pero a falta de tan pocos episodios para acabar es una trama de relleno y poco significativa, sobretodo viendo su final, cuando Dexter encuentra el cuerpo muerto de Zach en su casa, con la seña característica del destripador de cerebros.

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La revelación final del capítulo resulta desconcertante y decepcionante, a priori. La doctora Vogel es el verdadero destripador de cerebros y ha estado jugando con Dexter desde el primer momento. Un giro efectista y tramposo que recuerda a algunos de los momentos más negros de la serie.

Los guionistas aún están a tiempo de explicarnos una historia que sea lo suficientemente convincente para dar sentido narrativo a este giro tan fuera de lugar. A mí parecer es un j umping the shark en toda regla que, de no ser resuelto adecuadamente, puedo resultar un fallo garrafal e irremediable para la recta final.

No cabe duda de que estamos ante una de las temporadas más mediocres de la serie, pero no hay que olvidar que lo verdaderamente importante será su resolución final. En los próximos episodios habrá que aparcar las dudas y dar un voto de confianza a estos guionistas que tantos buenos momentos nos han dado.