Deadpool 2 es todo lo igual y todo lo diferente que necesitaba ser la secuela de Deadpool [reseña sin spoilers]

Debajo de todo el sarcasmo, la violencia, los chistes, las referencias pop y las rupturas de la cuarta pared, la película de Deadpool —aquella que se convirtió en un éxito enorme e inesperado en 2016— contiene una historia de amor que es el eje dramático de la película, lo único que es tratado sin distancia irónica, su verdadera esencia, lo que nos dice realmente quién es Wade Wilson, y quién quiere ser.

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Deadpool 2 tiene como principal acierto reconocerlo y establecer toda su trama en torno a la continuación y profundización de ese aspecto, que define a nuestro (anti) héroe titular.

Wade Wilson es ese hombre desfigurado y psicológicamente inestable que ha sufrido mucho y ha aprendido a lidiar con ello mediante el humor y la violencia, tanto como es el héroe romántico de buen corazón que decide ser mejor por su novia (!).

Y también ese personaje que habita un espacio intermedio entre la realidad y la ficción y que hace chistes sobre Ryan Reynolds, Hugh Jackman y la complicada cronología de la saga X-Men.

Deadpool se inspira en Logan

Imagen 20th Century Fox

Como toda buena secuela, Deadpool 2 expande todos estos aspectos que funcionaron en la primera —el humor y la acción combinados con una historia que da otra dimensión a los personajes—, y los condimenta con una serie de nuevos elementos; en este caso, nuevos personajes (con sus propias historias claramente definidas y desarrolladas) y los orígenes de un nuevo equipo de superhéroes.

No es casual que Deadpool 2 comience con una referencia directa a Logan, la aclamada película que marcó el cierre de la historia de Wolverine en la saga X-Men.

Wade Wilson está un poco envidioso del éxito de aquella película y la acusa de haberle copiado su calificación «R-rated» y todavía matar a su héroe titular.

La historia de Deadpool en su secuela refleja la de Wolverine en Logan.

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Deadpool verá su posibilidad de redención al convertirse reticentemente en la figura paterna para un joven y poderoso mutante. Ese mutante es Russell Collins, a.k.a. Firefist, interpretado por Julian Dennison, un joven actor neozelandés que ya había probado su talento para los personajes adolescentes rebeldes y problemáticos con complicadas historias personales pero con toques de comedia en Hunt for the Wilderpeople (del director de Thor: Ragnarok, el también neozelandés Taika Waititi).

La presencia de Firefist explica la aparición de Cable, que llega con toda su imponencia y su oscuridad («Deberías ser parte del Universo DC») para comprobar que en el futuro seguirán de moda los brazos biónicos «a lo Soldado de Invierno» y el dubstep.

Cable tiene su propia misión que se interpone en los planes de Deadpool, lo que lo lleva a la idea de formar su propio equipo de superhéroes, al que llamará X-Force inspirado en su breve y decepcionante paso por los X-Men (como aprendiz) y el notar la leve misoginia de su nombre.

Una secuela convencional

Para toda la reputación de irreverente que posee el mercenario bocazas, ambas películas de Deadpool resultan en el fondo bastante tradicionales como blockbusters de superhéroes.

Deadpool fue una convencional historia de los orígenes, y Deadpool 2 es una secuela que como en todas las franquicias exitosas no logra ocultar del todo su función esencial de expandir un universo y sentar las bases para próximas películas, de cierta cualidad intermedia hacia otras cosas que vendrán.

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Claro está que cuenta con la ventaja de su tono paródico y de sátira autoconsciente, lo que le permite burlarse de todos estos aspectos al tiempo que los reproduce. El cliché narrativo indica que el héroe no puede salirse con la suya en la mitad de la película porque si no se termina, así que cuando Deadpool presenta su plan a sus compañeros en el segundo acto, les dice que si todo sale bien «podremos irnos a casa todos más temprano», mientras señala en la gráfica una inscripción que dice «no necesitaremos un tercer acto». Todos sabemos que ese plan no saldrá de acuerdo a lo previsto.

El dispositivo de viaje en el tiempo que posee Cable tiene un funcionamiento bastante caprichoso que, coincidentemente, se ajusta a las exigencias de la trama (solamente lo puede utilizar dos veces). «Eso no es más que un guion perezoso» dice Deadpool, pese a que esto será crucial en la resolución final de la trama.

Tal vez la secuencia más genuinamente desafiante de las convenciones del género (y una de las más graciosas de la película) fue la primera misión en conjunto del recientemente formado equipo X-Force, que no revelaremos para no spoilear.

Diremos sí que de la X-Force se destaca Domino, que se alza como un personaje fascinante, interpretada con carisma y evidente diversión por Zazie Beetz.

Su superpoder, que genera toda clase de dudas en Wade, es la buena suerte. «Guion perezoso» diríamos tomando el concepto de Deadpool, ya que toda acción que involucra al personaje se puede justificar con la suerte, si no fuera tan entretenida. Técnicamente, según revelan los cómics, su superpoder mutante es el de alterar la probabilidad en su favor.

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El propio Wade Wilson había definido a su primera película como «una historia de amor» y es él también quien ahora asegura, antes de comenzar, que veremos «una historia sobre la familia».

Nuevamente tiene razón y, como antes, esa historia que es la columna vertebral de la película está rodeada por secuencias de acción cargadas de sangre y violencia, y por una catarata de chistes, desde los más simples basados en la comedia física (incluyendo nuevamente la amputación de extremidades y la vuelta a crecer) y la interacción entre los personajes, hasta los más rebuscados, meta y referenciales, que en conjunto nos dejan una lección invaluable: no hay que tomárselo demasiado en serio.