Como todos los fanaticos saben, NCIS ha estado desarrollando una interesante trama en torno al infame asesino en serie “Puerto a Puerto”. La CIA, a través del novio Ziva, Ray Cruz (Enrique Murciano), ha estado colaborando en la investigación. En el episodio anterior nos enteramos que quien era este asesino en serie, que resultó ser el ex-teniente Jonas Kobb (Kerr Smith). Este hombre al ser reclutado por la CIA es enviado para un entrenamiento especial que lo afectó profundamente, y ahí asesina a dos agentes de NCIS y secuestra a E.J..
Crítica del final de la Octava temporada de NCIS

El episodio final de esta octava temporada comienza justo donde habíamos quedado: Di Nozzo (Michael Weatherly), Gibbs (Mark Harmon) y Ziva (Cote de Pablo) entran en la cacería definitiva del asesino en serie. Logran rescatar a E.J., y se movilizan para evitar que el asesino vuelva a matar. Lo capturan y en una movida típica de Jack Bauer, se logra escapar estando esposado.
Jonas Kobb resultó ser mejor villano de lo que me supuse. Prejuzgué en virtud de los papeles tontos que Smith ha hecho antes acecha alrededor del equipo de NCIS, entrando y saliendo de las instalaciones militares sin que nadie lo note. Juega con la psiquis de todos secuestrando agentes a quienes puede o no dejar vivos, sin ninguna explicación. Crea un sentimiento de temor real en en el equipo, hasta en Gibbs, que va in crescendo mientras investigan los asesinatos previos. Vimos un buen manejo de la tensión y se notó el esfuerzo extra que pusieron para hacer creíble a este villano, y lo lograron.
Se aseguraron de que la audiencia simpatizara con él por el intenso estrés post-traumatico del que estuvo afectado por culpa de los experimentos a los fue expuesto. La venganza de Kobb es el gancho que impulsó los últimos episodios y este final. Cobbs usa a Barret como cebo Barrett para atraer al Secretario de Defensa del edificio donde ocurrió la operación Frankenstein. Entonces llega Gibbs y cuando Cobbs intenta matar al Secretario de Defensa, responsable de sus penurias, Gibbs lo mata.
¿Lo único malo de la conclusión de este caso? Que luego de haber estado en una persecución emocionante y bien ejecutada la conclusión fue un poco floja, anti-climax: si la idea era que el espectador creyera que Kobb simplemente se dejó capturar entrando a un edificio sin salida, o simplemente los escritores se rindieron y no buscaron alternativas más creíbles, ninguna de las dos posibilidades seria satisfactoria.
La escena del funeral de Mike Franks estuvo muy bien y vimos que Gibbs encontró una carta donde nos enteramos de que Franks ya estaba enfermo. Aun así fue conmovedora la ceremonia con los 21 cañonazos y la presencia de la nuera de Franks y su nieta en el funeral.
El episodio cierra dejándonos intrigados. El nuevo Secretario de Marina Jarvis, llega para reunirse con Vance que es el Director del NCIS. Le dice a Vance que se ha reunido dos veces con DiNozzo y le ha encargado que trabaje encubierto para que delate a quien esta vendiendo los secretos del equipo. Vance dijo que no estaba contento con este acuerdo y el secretario le dijo que lo haría con o sin su cooperación. A DiNozzo le dan un archivo con una foto y nos quedamos pensando a quien investigara DiNozzo la próxima temporada, quien es el traidor.
Nos quedamos cuestionando a los miembros del equipo, si son todos leales o quien no podría serlo, sin duda un buen gancho para su regreso a finales del año por CBS.







