Antes de los presupuestos colosales, mucho antes de Avengers y antes de que Black Panther se volviera un emblema de la cultura afroamericana en el cine, existió una franquicia de Marvel cuya huella quedará grabada a fuego en la memoria de todos los fans. Sí, obviamente estoy hablando de Blade.
Blade cumplió 20 años y sigue siendo una gran joya de Marvel

El 21 de Agosto de 1998, de la mano de New Line Cinema y un incipiente Marvel Studios, Blade llegaba a las salas de cine como la primera película en la historia « mainstream» basada en un cómic de Marvel.
En aquel momento, la casa de las ideas pasaba por un momento caótico, una crisis económica colosal que derivó en que la compañía fuera absorbida por la empresa de juguetes Toy-Biz. Blade llegaba para tratar de salvar a Marvel y abrir un nuevo camino.

Lo más curioso de todo es que la casa de las ideas eligió a Blade como apuesta fílmica porque justamente no se trataba de un personaje completamente asociado al título de superhéroe.
Es más, mucha gente ni siquiera sabía que Blade era un personaje nacido en cómics. Era justamente lo que Marvel necesitaba para tratar de salir del pozo económico en el que se encontraba. Aprovechando que las películas de vampiros solían ser un gran éxito en aquella época, Blade parecía ser una apuesta segura.

Afortunadamente, todo salió bien para Marvel y la película fue un gran éxito. Con un presupuesto de $45 millones de dólares, Blade logró recaudar más de $135 millones y trajo consigo el resurgir que Marvel necesitaba. La película tuvo todo lo que el público quería: sangre, acción, estética de los 90 y un héroe despiadado ( Wesley Snipes), pero con un propósito tan noble y poco reprochable como eliminar a una nación entera de vampiros psicópatas.
Era imposible que Blade no se convirtiera en una joya. Y si bien acarreó criticas negativas de parte de muchos sectores de la prensa, siempre supo mantenerse como una de las favoritas del público, salvando de paso el futuro de Marvel.

Además, por si todo esto fuera poco, su exito abrió el camino para dos secuelas —una excelente y otra pésima— y más importante aún, sentó las bases de una nueva manera de adaptar historias de cómics, sin necesidad de ser totalmente fieles al sentimiento clásico de las historietas y centrándose más en la construcción de personajes que en el decorado, algo que hoy día es una de las características usuales del MCU.
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