Producción de vino en América

Fue en su segundo viaje al ya descubierto Nuevo Mundo que el almirante Cristóbal Colón trajo los primeros vástagos de vid Vitis vinifera para ser cultivados en América. En un principio pensaba que la cosecha daría buenos resultados en las Antillas, sin embargo, el clima de estas islas tropicales no propiciaba el correcto crecimiento de estas delicadas plantas.

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Más tarde se intentó cultivar en las tierras aztecas donde se obtuvieron buenos resultados, con la consiguiente extensión hasta América del Sur. Con el transcurso de los años los territorios continentales dedicados al cultivo y fabricación del vino se han ido segmentando. Fundamentalmente esto sucede porque se requieren de condiciones climáticas adecuadas que permitan el correcto desarrollo de estas plantas. Estas necesitan al menos de 5 años para lograr un fruto que permita la obtención de vinos de calidad.

Gracias a esto hoy en día podemos disfrutar de los deliciosos vinos procedentes de Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Perú, Estados Unidos, Canadá y México, desarrollándose una tendencia hacia la fabricación de vinos varietales, es decir, aquellos que se obtienen a partir de un solo tipo de uva y no de una mezcla de ellos.

Argentina ha desarrollado una tradición vinífera importante, en los últimos años se ha insertado incluso la modalidad de turismo enológico. No son pocos los territorios que se han especializado en el cultivo de diferentes variedades de uvas, algunas procedentes de Europa y otras, como la Torrontés que ha encontrado en suelo argentino condiciones más que favorables para su desarrollo.

Chile ha incrementado el desarrollo de su legendaria industria vinífera a finales del pasado siglo, desarrollando variedades de vino que se encuentran dentro de las mejores del mundo. También se destaca Uruguay, donde se ha comprobado que existen condiciones climáticas y de los suelos en extremo favorables para la obtención de vinos de excelente calidad. El cultivo de la variedad Tannat, de origen francés, ha logrado ser sumamente exitoso en esta región.

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Brasil, si bien en un principio su clima y sus suelos no fueron favorables, ha ido desarrollando su industria hasta alcanzar algunos vinos reconocidos, destacándose la producción de vinos espumosos de alta calidad.

La tradición vinícola peruana se remonta a la etapa de la colonización española donde llegaron las primeras cepas procedentes de Islas Canarias, fundamentadas por una necesidad de la iglesia de contar con vino para la realización de las misas.

Más al norte, en la región mexicana, se producen también vinos de todos los tipos, incluyendo espumosos. México se destaca por presentar la producción más antigua en América. En Estados Unidos la zona de la costa del Pacífico es privilegiada para esta actividad, sobre todo el estado de California. Se caracteriza por contar con uvas endémicas y aunque se desarrollan vinos varietales, también abundan aquellos denominados genéricos, es decir, fabricados a partir de una mezcla de uvas. El surgimiento de nuevas tecnologías ha propiciado la extensión de esta industria en otras regiones del país.

A pesar de las rudas condiciones climáticas del territorio canadiense, se ha logrado desarrollar una industria vinícola que data del siglo XIX. Se destaca la producción de varios tipos de vino de mesa y el denominado "vino de hielo" (icewine) procedente de las regiones de Ontario y Columbia Británica que se obtiene a partir de la uva congelada y que da como resultado un delicioso vino blanco con sabor dulce.

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La cultura de producción y consumo de vino en América se debe en gran medida a la colonización española. Hoy en día se obtienen vinos que compiten con las mejores marcas comerciales europeas creando por otra parte un sello distintivo, por lo que se han desarrollado los términos de vinos del Viejo Mundo y vinos del Nuevo Mundo para diferenciarlos.

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