A mí, que estudio antropología, de inmediato que ingresé a facultad mis profesores me instruyeron respecto a la compleja e históricamente debatida cuestión de las razas humanas. Es claro que antropológicamente hablando las razas no existen, y que al haber existido tan altos grados de mestizaje, las particularidades raciales se han mezclado o perdido por completo. Sin embargo, la antropología física desde sus inicios no estaba tan convencida de ello; la escala cromática Von Luschan es un claro ejemplo.
Félix Ritter von Luschan (1854-1924) es uno de esos adorables personajes decimonónicos que tanto me gustan. Doctor, antropólogo, explorador, arqueólogo y etnógrafo, von Luschan se especializó en estudios antropométricos y raciales (entre otros campos), y en determinado momento de su vida se dedicó a clasificar a las poblaciones de la Tierra según el color de su piel.
La escala cromática von Luschan es el resultado de ello. Hoy vetusta, obsoleta y totalmente lejana de la realidad, en su contexto significó una herramienta útil para conocer y clasificar las poblaciones del mundo (bajo una óptica un tanto alejada de la realidad, pero la vigente en ese momento al fin de cuentas). Debajo dejo una tentativa vonluschaniana de clasificar las poblaciones raciales del globo en base a esta escala.


Nota: Me abstengo de realizar la convencional perorata correspondiente al discurso de que las razas humanas no existen, de que la antropología de la primera mitad del siglo XX debería haber sido condenada desde el principio, etc. La ciencia evoluciona, y el conocimiento no debe ser visto como una perversa máquina totalizadora, en este caso en detrimento de las poblaciones no-europeas.
La escala von Luschan es totalmente errónea e impracticable, pero compartámosla como un curioso resabio de la ciencia del pasado, más reciente de lo que parece, en realidad. Mirémosla con rigurosidad, sin prejuicios (ni racistas ni antivonluschanianos) para apreciarla mejor.