Todo creyente del Islam debe realizar, al menos una vez en la vida, la peregrinación a La Meca, lugar de encuentro terrenal entre Alá y los fieles de la religión más seguida del mundo.
Prohibida su entrada a los no creyentes y provista de un aforo sometido a numerosas polémicas, vamos a embarcarnos en nuestro particular viaje entre los desiertos para desentrañar las claves de la peregrinación a La Meca.
Al encuentro de Alá
El profeta Mahoma, nacido algo más de 550 años tras la muerte de Jesucristo, hizo de La Meca, lugar donde nació, destino de peregrinación para los fieles de esta incipiente religión, si bien su significado se remonta al lugar donde la esclava de Abraham y su hijo encontraron el pozo ZamZam en medio del desierto durante su huída. Actualmente, pocos detalles históricos se tienen acerca de esta ciudad elevada en el corazón de Arabia Saudí.
Conocida por los musulmanes como el Hajj, la peregrinación se realiza anualmente durante el duodécimo mes del calendario lunar. La peregrinación es obligada para todo creyente al menos una vez en la vida siempre que disponga de medios económicos y buena salud .
Este lugar de encuentro con Ala es albergado por la mezquita más grande del mundo, Masjid al-Haram, situada junto a las altas Torres Abra Al Bait. Los accesos al interior de la mezquita han sido motivo de numerosas muertes a lo largo de los años, especialmente en 1990 cuando, durante una estampida, murieron más de 1400 peregrinos. La lapidación provocada por el fanatismo de los más de 2 millones de personas que visitan la mezquita durante el Hajj ha sido regulada gracias a la construcción en 2007 del Puente Jamarat, con numerosos niveles.
¿Y el por qué de esta concentración?
La respuesta gira en torno a la Kaaba, una gran caja cubierta por una tela de seda negra y bordados dorados en cuya esquina se concentra uno de los restos de la Piedra Negra traída directamente del Paraíso de Adán y Eva, aunque los científicos achacan sus orígenes a las fragmentaciones de un meteorito.
Los peregrinos realizan siete vueltas alrededor de la Kaaba, la cual se materializa como vehículo terrenal entre el mundo onírico y el "real". Lo hacen enfundados en sus túnicas blancas, recitando textos del Corán, besando la Piedra contenida en la esquina y bebiendo la misma agua que dio el pozo ZamZam a la esclava de Abraham. El segundo día la peregrinación tiene lugar hasta el Monte Arafat, donde Mahoma se despidió, y el tercero se retorna a la Kaaba, ante la que los peregrinos cortan sus cabellos.
La peregrinación a La Meca es el mayor viaje que un musulmán puede realizar en la vida. La Kaaba se convierte en el epicentro de una creencia mantenida durante los siglos sobre pilares relacionados directamente con el cristianismo, si bien el cubo negro se convierte en un excusa para encontrarse con Alá hasta explotar en lágrimas.
¿Has realizado alguna peregrinación?