Aunque la temporada veraniega recién comienza, nos gusta adelantarnos a esas otras temporadas colmadas de grandes estrenos como son el otoño (en el hemisferio norte), fecha en la que los grandes estudios reservan algunas de sus grandes apuestas, algo que no será una excepción durante este año.

El panorama cinematográfico actual, como muchos habrán comprobado, se compone de constantes precuelas, secuelas, remakes y reboots, una tendencia que manifiesta ese apetito de Hollywood por el dinero fácil y, si puede ser, asegurado durante el próximo lustro.

El cine está repleto de realidades alternas en donde todo puede pasar. Tenemos las increíblemente positivas y las verdaderamente terribles, generalmente llamadas distopías (lo opuesto a las utopías). Nada se salva de tener su lado negativo en estas últimas, utilizando técnicas visuales y narrativas para hacer críticas a la sociedad, y generalmente se basan en relatos literarios.

The Grand Budapest Hotel

Hay películas que conectan más con los espectadores que otras, algo que obviamente se traduce a más taquilla, porque la gente va a verla, la vuelve a ver, y encima se la recomienda a su familia y amigos.

Como es costumbre de Hollywood, nunca pueden faltar las incontables secuelas en el transcurso del año. Claro que existe diferencia entre secuelas de alta y pésima calidad. Afortunadamente para los cinéfilos que pudieron ir al cine en 2014, hubo continuaciones muy interesantes y bien realizadas.