El pequeño Adriel, de 11 años, fue sepultado y despedido entre lágrimas por sus familiares. El niño murió a causa de las graves heridas tras los golpes y patadas que le propinaron sus compañeros en la Escuela Primaria Benito Juárez en Hidalgo, México. El padre del menor culpó al director del centro educativo y a la maestra, quien no estaba en el salón de clases cuando ocurrieron los hechos.
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