Luego de que una corte estatal dictaminara que Uber Eats y DoorDash deben pagar un salario mínimo de $17.96 a sus repartidores en Nueva York, estas compañías anunciaron que ya no pedirán a sus usuarios que dejen propina para los trabajadores. Los repartidores han manifestado su preocupación ante esta situación argumentando que ahora ganarán menos dinero y les será más difícil poder pagar su vivienda y otros gastos.
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