"Quiero mi Venezuela de antes", clama llorando una mujer por el dolor de ver a su familia con hambre
Gladys Jiménez, de 45 años, no sabe qué decirles a los niños con desnutrición que tiene bajo su cargo cuando le piden comida o agua. La abuela, quien perdió su puesto de cocinera en un restaurante tras el cierre del negocio, ha vendido televisores, colchones y aparatos eléctricos de cocina para conseguir alimentos. Su hija, mamá de sus nietos, dijo que se iba a Caracas y hace 10 meses no regresa.
"Quiero mi Venezuela de antes", clama llorando una mujer por el dolor de ver a su familia con hambre
Gladys Jiménez, de 45 años, no sabe qué decirles a los niños con desnutrición que tiene bajo su cargo cuando le piden comida o agua. La abuela, quien perdió su puesto de cocinera en un restaurante tras el cierre del negocio, ha vendido televisores, colchones y aparatos eléctricos de cocina para conseguir alimentos. Su hija, mamá de sus nietos, dijo que se iba a Caracas y hace 10 meses no regresa.