Lucy y sus hijos cruzaron la frontera de EEUU huyendo de las amenazas de muerte que recibió en El Salvador. El pasado 14 de febrero, mientras descansaba en una estación de tren en Calipatria, California, asegura que agentes de la Patrulla Fronteriza la agredieron y la trasladaron a un centro de detención de inmigrantes en Arizona, apartándola durante cinco meses de sus hijos. Gracias a la ayuda de organizaciones los cargos contra esta mujer fueron desestimados y pudo salir en libertad.
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