Según sus testimonios, lo que parecía una reunión sencilla citada en Venezuela hace tres años, terminó siendo una “redada” para detener a sus seres queridos, quienes son altos directivos de la filial de PDVSA con sede en EEUU. Incluso, señalan que en todo este tiempo habían estado a la espera de un juicio y solo hasta ahora tuvieron conocimiento de que sus familiares recibieron una condena de 8 años en cárcel por un supuesto refinanciamiento que nunca se realizó.
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