Katia García tenía 28 años cuando murió luego de que unos asaltantes le dispararan en el rostro para robarle su auto. Su familia decidió que para honrarla donarían todos sus órganos y así salvar a muchas personas. Sus seres queridos aseguran que la esperanza de ayudar les ha permitido sobrellevar de mejor manera el dolor de su pérdida.
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