Helene dejó destrucción a su paso por el poblado de Swannanoa, en Carolina del Norte. Sus habitantes aseguran que están vivos de milagro ya que, tras el desbordamiento de un río, el agua subió tan rápido que no les dio tiempo de poner a salvo sus pertenencias. Francisco Chávez llora al recorrer las calles devastadas por las inundaciones donde antes trabajaba con la comunidad.
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