El cuerpo de la soldado Ana Basaldua regresó a la base militar de Fort Hood para una ceremonia privada en la que amigos y familiares pudieron darle el último adiós. En este acto fueron puestos su rifle, casco y botas, como tradicionalmente lo hace el Ejército. A su vez, un amigo de la hispana, que pidió ocultar su identidad, aseguró que los soldados jóvenes temen reportar y "necesitan tener voz".
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