Según el general Frank McKenzie, jefe del Comando Central de EEUU, la explosión del pasado 26 de agosto que cobró la vida de 170 civiles y 13 soldados estadounidense fue producto de un dispositivo activado por un presunto miembro de ISIS. Esta investigación se llevó a cabo para explicarle a los familiares de las víctimas bajo qué circunstancias fallecieron sus seres queridos.
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