Armados con machetes y piedras, decenas de manifestantes se tomaron las calles de Chilpancingo, capital del estado mexicano de Guerrero, para protestar en contra de las autoridades luego de un fin de semana en el que fueron asesinados cinco conductores de transporte público. Los manifestantes alegan que grupos criminales están controlando la distribución de comida y muchos chóferes ya trabajan bajo amenazas de muerte.
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